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Gallagher: La diplomacia del Vaticano es para facilitar la paz entre las naciones – Vatican News

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Por David Dionisi

“La acción diplomática de la Santa Sede no se contenta con observar los acontecimientos o evaluar su significado, ni puede quedarse sólo en una especie de voz crítica de la conciencia, a menudo incluso fuera del coro”. El Arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario de Relaciones con los Estados del Vaticano, hizo el comentario el viernes, marcando el 40 aniversario del Acuerdo entre la Santa Sede y Perú, firmado en Lima el 19 de julio de 1980.

El arzobispo inglés dijo: “La Santa Sede está llamada a actuar para facilitar la convivencia entre las diversas naciones, para promover esa fraternidad entre los pueblos, donde el término fraternidad es sinónimo de colaboración eficaz, cooperación eficaz, concordante y ordenada, en una solidaridad estructurada para en beneficio del bien común y de los particulares”.

Diplomacia de paz basada en la justicia

El arzobispo Gallagher señaló que es el Papa Francisco quien pide a la Santa Sede que se mueva en el escenario internacional, no solo para garantizar la seguridad genérica, que se hace más difícil que nunca en este período de persistente inestabilidad y marcado conflicto. El Papa insta también a la Santa Sede a apoyar una idea de paz que sea fruto de relaciones justas, es decir, del respeto de las normas internacionales y de la protección de los derechos fundamentales derechos humanos, empezando por los de los más pequeños y los más vulnerables.

De ahí se desprende, dijo el funcionario vaticano, que la función “eclesial” de la diplomacia es “un instrumento de comunión que une al Romano Pontífice con los obispos y con las respectivas Iglesias locales”. Es también el modo especial a través del cual el Papa puede llegar concretamente a las “periferias” espirituales y materiales de la humanidad. 

El secretario para las Relaciones con los Estados señaló que la red diplomática de la Santa Sede mantiene relaciones bilaterales con 183 Estados, a los que hay que sumar la Unión Europea y la Soberana Orden de Malta. La Santa Sede también mantiene relaciones multilaterales estables con muchas otras instituciones intergubernamentales en varios sectores relacionados con las estructuras de gobierno internacional.

Prevención de conflictos y sanación de la posguerra

El arzobispo Gallagher dice que la paz, según la Santa Sede, no se detiene simplemente en la afirmación común del derecho internacional. Trabajar por la paz no significa solamente establecer un sistema de seguridad internacional y respetar sus obligaciones. Significa también prevenir las causas que pueden desencadenar una guerra, así como remover las situaciones culturales, sociales, étnicas y religiosas que pueden reabrir guerras sangrientas que terminaron recientemente. En este sentido, dijo, el derecho internacional “debe seguir dotándose de instituciones jurídicas e instrumentos normativos capaces de gestionar conflictos que han concluido o situaciones en las que los esfuerzos diplomáticos han silenciado las armas”. 

El arzobispo Gallagher también llamó la atención sobre los esfuerzos en la fase de posguerra. La tarea del posconflicto, dijo, no se limita a reorganizar territorios, reconocer soberanías nuevas o cambiadas, ni siquiera garantizar nuevos equilibrios con la fuerza de las armas. Más bien, dijo, debe precisar la dimensión humana de la paz, eliminando cualquier posible razón que pueda volver a comprometer la condición de quienes han vivido los horrores de la guerra y ahora aguardan y anhelan, según la justicia, un futuro diferente. “Traducido al lenguaje de la diplomacia”, dijo, “esto significa dar prioridad al estado de derecho sobre la fuerza de las armas, garantizando la justicia incluso antes que la legalidad”. 

Romper los mecanismos de la indiferencia

El secretario vaticano para las Relaciones con los Estados también denunció la “propagación de la indiferencia” que, dijo, no se limita sólo a los lugares de conflicto y guerra, quizás en tierras lejanas. “Hoy también nos pone en tela de juicio a todos los que, queriendo o sin querer, somos alcanzados en nuestra vida cotidiana por una continua ola de noticias e información, que virtualmente nos conectan con el resto del mundo y nos muestran multitudes de personas que sufren sin un techo, de muchas víctimas de las guerras obligadas a emigrar, de personas desanimadas, de quienes han perdido su trabajo, y de las personas más vulnerables”.

El arzobispo dijo estar convencido de que hoy, más que nunca, es necesario “romper estos mecanismos de indiferencia, romper el caparazón protector de nuestro egoísmo, pasando así de teoremas sobre la paz posible, a experiencias concretas de paz vivida, aunque sea sufrido”.

Conversión auténtica

Ante esta situación, dijo el arzobispo, el camino a seguir es el indicado por el Papa Francisco, a saber, luchar contra la pobreza tanto material como espiritual y ser constructores de paz construyendo puentes a través del diálogo. El funcionario de la Santa Sede dijo que son también los tres puntos de referencia que indican un camino personal, social y global al que el Papa, desde los primeros días de su elección, ha invitado a todos.

El Papa Francisco “nos pide mucho coraje para dejar atrás las fáciles certezas que hemos adquirido y comprometernos en una auténtica conversión del corazón, de las prioridades y de los estilos de vida. Nos insta a abrirnos al encuentro con el otro, incluso cuando parezca que no conocemos lo suficiente al otro, que proviene de entornos culturales y religiosos muy diferentes o habla idiomas muy diferentes”. El arzobispo Gallagher concluyó diciendo que la diplomacia de la Santa Sede está en movimiento. “Es un camino largo, complejo y difícil, pero con la ayuda de Dios es posible”, dijo.

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