Por Linda Bordoni
Cuatro naufragios en el mar Mediterráneo en el espacio de tres días se han cobrado la vida de más de 110 personas que intentaban huir de la pobreza y el conflicto en sus países de origen.
El jueves, la tragedia más reciente que conocemos, al menos 70 cuerpos fueron arrojados a la playa en el oeste de Libia.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se informó que ese barco transportaba a más de 120 personas, incluidas mujeres y niños. Los guardacostas y los pescadores llevaron a la orilla a cuarenta y siete supervivientes.
Solo unas horas antes, Médicos Sin Fronteras ayudó a tres mujeres que fueron las únicas sobrevivientes de otro naufragio que mató a 20 personas frente a las costas de Sorman, también en Libia.
El miércoles, seis personas murieron después de que el bote en el que viajaban con más de 100 migrantes volcó frente a las costas de Libia. Entre ellos, un niño de seis meses, originario de Guinea.
El día anterior, otro niño, cuya edad se desconoce, estaba entre las 13 personas que murieron en otro naufragio frente a la costa de Libia. Once supervivientes fueron devueltos a Libia.
Una tragedia en curso
Según las organizaciones benéficas que recorren las aguas mortales, los traficantes de personas, aprovechando el clima templado del otoño, enviaron a cientos de migrantes al mar en la última semana.
La mayoría de los viajes han terminado en tragedia.
La OIM señala que desde principios de 2020, casi 600 personas han muerto oficialmente en el Mediterráneo central, pero dice que se estima que el número real es mucho mayor. Al menos 20,000 personas han muerto en esas aguas desde 2014.
El vocero de la OIM, Flavio Di Giacomo, dijo: "El cambio es necesario ahora, más que nunca, para garantizar un rescate efectivo en el mar y prevenir nuevas tragedias".
Libia no es un puerto seguro para el regreso
La agencia de la ONU también sostiene que Libia no es un puerto seguro para el retorno y reitera su llamamiento a la comunidad internacional y a la Unión Europea para que tomen medidas urgentes y concretas para poner fin al ciclo de retorno y explotación.
El Papa Francisco ha hecho del llamado a la protección de los migrantes y el respeto a su dignidad una de las piedras angulares de su pontificado.
