Jacob Udodov, de Letonia, fundador de Bordio
“Como una empresa de TI europea con empleados ucranianos y rusos, nuestra vida cambió instantáneamente después de que Rusia atacara Ucrania el 24 de febrero.
Cuando estalló la noticia, me sorprendió e inmediatamente fui a ver el chat del equipo donde los colegas ucranianos y rusos ya estaban enviando mensajes de ida y vuelta. Los compañeros de equipo ucranianos de todo el país decían que hay bombardeos y explosiones cerca. Los compañeros de equipo rusos apoyaron a los ucranianos desde el principio, diciéndoles que estaban arrepentidos y avergonzados por las acciones de su país y ofreciéndoles ayuda. Era obvio que ninguno de los empleados apoyó la invasión rusa.
Le pedí al personal ucraniano que no pensara en el trabajo, sino que se concentrara en su propia seguridad y se mudara al oeste. Técnicamente les dimos un permiso pagado hasta que llegaran a un lugar seguro. También pagamos sus salarios antes, para que pudieran abastecerse de alimentos. Varios de ellos abandonaron sus hogares y se dirigieron al oeste ese mismo día. Uno de los miembros del equipo que abandonó sus hogares era un desarrollador de Kharkiv. Más tarde, cuando Kharkiv fue bombardeada masivamente y quedó en ruinas, admitió que fue la mejor decisión de su vida no quedarse allí.
Aquellos que no salieron de sus casas sufrieron cortes de energía y pérdidas de conexión a Internet. Obviamente, ninguno de ellos pudo trabajar en esos primeros días. Todos sus pensamientos eran sobre la guerra, familiares, amigos y hogares.
Hubo varios problemas que enfrentaron al mudarse al oeste. Las gasolineras estaban abarrotadas porque todos intentaban escapar. También hubo problemas con el alquiler de un apartamento en el oeste debido a la cantidad de refugiados que llegaron allí. Además, algunos colegas ucranianos querían mudarse a Europa y estábamos listos para ayudarlos a mudarse, pero el gobierno prohibió que los hombres de entre 18 y 60 años abandonaran el país. Hasta el día de hoy, están en Ucrania con sus familias e hijos. Debido a la situación, no pueden trabajar productivamente, ni salir del país. No se habla de despedirlos porque sería un desastre. Algunos de ellos ya habían perdido sus hogares, por lo que no podemos quitarles sus trabajos. Prácticamente no hay otra solución que esperar hasta que termine la guerra.
En cuanto al proceso de trabajo, en un día perdimos seis empleados indefinidamente pero no podíamos darnos el lujo de detener el negocio por completo. Necesitábamos llenar los vacíos en los procesos comerciales rápidamente, por lo que se nos ocurrieron 2 soluciones efectivas:
- Nos pusimos en contacto con el resto del equipo fuera de Ucrania, explicamos la situación y solicitamos trabajar horas extra para ayudar a la empresa.
- Contactamos a nuestros ex-empleados, quienes dejaron la empresa en los últimos 12 meses, y les pedimos que nos ayudaran por un tiempo.
Sorprendentemente, todos ellos fueron solidarios y aceptaron ayudar en esta situación, y pronto el negocio volvió a funcionar.
La segunda semana de marzo fue un poco más fácil. La mayoría de los empleados ya llegaron a destinos seguros o más seguros y ahora podrían dedicar algunas horas al día al trabajo”.
Jacob Udodov Fundador de Bordio
