En Italia, desde 2018, opera una unidad especial de policía para proteger los bosques y el medio ambiente. En el techo de su sede en Roma hay colmenas: las abejas ayudan a los carabinieri a rastrear el nivel de contaminación de los ecosistemas.
“Utilizamos las abejas como indicadores de la biodiversidad. Exploran un área de 1.5-2 kilómetros cuadrados. Gracias a ellos podemos obtener información que normalmente no está disponible sobre los contaminantes atmosféricos: las dioxinas, por ejemplo. Las abejas proporcionan datos más precisos sobre el nivel de contaminación en áreas demasiado grandes para el monitoreo estándar”, explicó el teniente coronel Giancarlo Papitto a Euronews.
Los insectos están en contacto diario con el aire, el agua y el suelo. Al regresar a la colmena, traen rastros de sustancias tóxicas. Son analizados por científicos.
Quieren crear colonias de abejas inspectoras en todas las regiones de Italia. Para ello se ha destinado medio millón de euros.