"Los medios de comunicación, que se alimentan más del sensacionalismo que de los hechos, aprovechan el tema del culto como un buen tema porque aumenta las ventas o la audiencia", dijo Willy Fautre, Director de Human Rights Without Frontiers, en un contundente discurso pronunciado el pasado jueves en el Parlamento Europeo.
Las declaraciones de Fautré se produjeron durante una jornada de trabajo titulada "Derechos fundamentales de las minorías religiosas y espirituales en la UE", celebrada el pasado 30 de noviembre por la eurodiputada francesa Maxette Pirbakas con líderes de diferentes grupos confesionales minoritarios.
Fautré acusó a los medios de comunicación europeos de ser cómplices del fomento de la intolerancia religiosa que ha propiciado la discriminación, el vandalismo e incluso la violencia contra colectivos religiosos minoritarios, incluso contra algunas minorías globales como Scientology o los Testigos de Jehová, que han sido repetidamente reconocidas como comunidades religiosas o de creencias por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la OSCE e incluso las Naciones Unidas en sus sentencias o declaraciones.
Mientras que los organismos internacionales utilizan un lenguaje neutro para referirse a los grupos religiosos, explicó Fautré, los medios de comunicación europeos suelen calificar ciertos movimientos de "sectas", términos que conllevan un sesgo negativo inherente. Este etiquetado intolerante y artificial es impulsado por personas antirreligiosas, que se autodenominan " antisectas", incluidos antiguos miembros resentidos, activistas y asociaciones que quieren excluir a estos grupos religiosos minoritarios de toda protección legal.
Los medios de comunicación avivan el fuego, según Fautré. "Las acusaciones infundadas amplificadas por los medios de comunicación no sólo influyen en la opinión pública, sino que refuerzan los estereotipos. También condicionan las ideas de los responsables políticos, y pueden ser avaladas oficialmente por algunos Estados democráticos y sus instituciones", aumentando así las vulneraciones de los derechos fundamentales por motivos religiosos, atentando contra la libertad de pensamiento.
Como prueba, Fautré señaló una cobertura sensacionalista que exageraba una protesta antirreligiosa penosamente pequeña en el Reino Unido, así como medios belgas que difundían acusaciones falsas de un informe de una institución estatal belga que afirmaba encubrimientos de abusos entre los Testigos de Jehová. En realidad, un tribunal condenó recientemente ese informe calificándolo de infundado y difamatorio.
Este tipo de información distorsionada tiene consecuencias en el mundo real, advirtió Fautré. "Envían una señal de desconfianza, amenaza y peligro, y crean un clima de sospecha, intolerancia, hostilidad y odio en la sociedad", afirmó. Fautré lo relacionó directamente con incidentes como la vandalización de edificios de los Testigos de Jehová en toda Italia o el tiroteo mortal contra siete de sus fieles en Alemania.
En conclusión, Fautré reclamó un cambio: los medios de comunicación europeos deben atenerse a las normas éticas del periodismo en la cobertura de cuestiones religiosas. También pidió que se organizaran talleres de formación para ayudar a los periodistas a informar correctamente sobre las religiones minoritarias sin que ello alimente la hostilidad pública contra ellas. Si no se hacen reformas, Europa corre el riesgo de quedar expuesta como hipócrita por predicar la tolerancia en el extranjero mientras permite la persecución en su propio patio trasero.
