El fin del cordón sanitario: Bart Goris y el PIT se unen al Vlaams Belang por la gobernanza local
El 19 de octubre de 2024, en un importante cambio político en Bélgica, Bart Goris, una figura clave en el panorama político local, confirmó que el llamado “cordón sanitario” contra el partido de extrema derecha Vlaams Belang se había roto en Ranst, un municipio de la provincia de Amberes. Tras una contundente victoria en Ninove, donde el Vlaams Belang consiguió la mayoría absoluta, el partido ha entrado ahora en una segunda coalición de gobierno, lo que ha suscitado dudas en todo el espectro político.
El partido político local PIT, liderado por el ex alcalde liberal Lode Hofmans, ha decidido forjar una alianza con Vlaams Belang y el partido liberal Vrij Ranst. Goris, que está a punto de convertirse en el próximo alcalde de Ranst, enfatizó que su colaboración se centra en la gobernanza local más que en la política nacional. Afirmó: "Intenté llamar a la N-VA varias veces, pero no respondieron". Sus comentarios ponen de relieve una creciente grieta en los lazos políticos locales y la dinámica cambiante de la gobernanza belga.
Christel Engelen, del partido Vlaams Belang, se mostró orgullosa de este avance y subrayó la ruptura del cordón sanitario que históricamente ha aislado a los partidos de extrema derecha en Bélgica. En las recientes elecciones, la lista del PIT obtuvo nueve de los 25 escaños de los consejos comunales, superando la presencia del N-VA, que ha estado liderado por el actual alcalde Johan De Ryck. Además, el partido Vlaams Belang obtuvo tres escaños, mientras que Vrij Ranst también obtuvo tres.
Goris explicó el proceso de formación de la coalición: “La semana pasada, hablamos con todos los demás partidos en Ranst. Con Vrij Ranst llegamos rápidamente a un acuerdo porque nuestras plataformas están en gran medida alineadas. Sin embargo, necesitábamos un tercer socio para lograr una mayoría. Había demasiados desacuerdos fundamentales con Groen. El N-VA no mostró voluntad de continuar las negociaciones. El Vlaams Belang, por el contrario, adoptó una actitud constructiva, lo que finalmente condujo a este acuerdo”.
En respuesta a este cambio político, los partidos establecidos como Open VLD y CD&V han tomado medidas decisivas al excluir a los miembros locales que se han alineado con esta nueva coalición. Eva De Bleeker de Open VLD y Sammy Mahdi de CD&V anunciaron que se revocarían las afiliaciones de los miembros, afirmando que los principios democráticos de su partido superan la importancia de asegurar posiciones políticas locales.
Ranst es el segundo municipio en el que el Vlaams Belang ostenta el poder, después de Ninove. Sin embargo, esta nueva alianza es notable porque supone una ruptura del cordón sanitario político de una manera que no ocurre con Ninove, donde el Vlaams Belang gobernará de forma independiente, sin socios de coalición. Según la analista política Laura Jacobs, “se trata de un acuerdo de gobernanza, lo que significa que el Vlaams Belang actúa como socio menor, con un puesto de vicealcalde”.
Jacobs señaló que, si bien algunos podrían argumentar que los partidos locales no han firmado formalmente un acuerdo para romper el cordón sanitario, la asociación de los partidos locales con el Vlaams Belang indica un cambio significativo en el panorama político. Observó que el poder del Vlaams Belang en Ranst probablemente será limitado, dada su condición de socio menor, lo que implica que puede ejercer menos influencia en el proceso de gobernanza.
A pesar de las posibles restricciones, el Vlaams Belang se mantiene optimista. El líder del partido, Tom Van Grieken, calificó este acontecimiento como una “alianza histórica”, que despertó las esperanzas de un “efecto dominó” en la política local similar al triunfo experimentado en Ninove, donde el éxito de Guy D’haeseleer inspiró un resurgimiento de la participación de la extrema derecha.
Esta historia en evolución refleja las complejidades de la gobernanza local en Bélgica, en un momento en que los partidos reevalúan sus alianzas y las implicaciones de su colaboración con el Vlaams Belang, un partido tradicionalmente visto con escepticismo. A medida que cambia el panorama político, las implicaciones para la gobernanza futura en Bélgica merecerán un análisis minucioso.