Cuando hablamos de desiertos, seguramente lo primero que nos viene a la cabeza es el Sahara. Sí, es el desierto más grande de nuestro planeta, pero resulta que nuestro continente también tiene un desierto, aunque un poco diferente a la mayoría.
Islandia es un país insular en la parte norte del océano Atlántico. Es famoso tanto por las auroras boreales como por sus numerosos volcanes. Y resulta que es allí donde se encuentra el desierto más grande y activo del mundo. Europa se encuentra.
Más de 44 mil kilómetros cuadrados de desiertos arenosos en los que se desarrollan procesos activos. No están compuestos de arena como la del Sahara, sino de arena negra, de origen basáltico, con grandes impurezas de vidrio volcánico. Esta arena, que cubre las vastas superficies, proviene de depósitos de ríos glaciares y de erupciones volcánicas, pero también del desmoronamiento de rocas sedimentarias.
Esta gran zona de Islandia, que hoy tiene un carácter desértico, estuvo hace siglos cubierta de bosques. El país lleva mucho tiempo viviendo un proceso que la ONU llama “desertificación”. Se trata de la transformación de zonas con vegetación exuberante en paisajes arenosos debido al cambio climático. Y la organización considera que se trata de “uno de los mayores desafíos medioambientales de nuestro tiempo”.
Así, las zonas desérticas actuales eran bosques de abedules cuando los vikingos se asentaron en la isla. Con el paso de los años, el paisaje ha seguido deteriorándose debido a la gestión inadecuada de la tierra, y hoy en día solo el 2% del territorio de Islandia está cubierto de bosques. Ahora se están aplicando políticas para duplicar este porcentaje de aquí a 2050.
Mientras tanto, las zonas desérticas del país insular, cubiertas de arena negra, afectan al clima de todo el continente. A menudo se oye hablar de vientos que transportan arena del Sáhara desde miles de kilómetros de distancia. Pero no es raro que también transporten arena islandesa. Se han encontrado pruebas de su presencia incluso en muestras tomadas en Serbia, escribe Euronews.
Las tormentas de polvo, con este “polvo de alta latitud”, alcanzan diferentes partes del continente. EuropaResulta que tienen un efecto sobre el clima, ya que son oscuros y absorben la luz solar, lo que provoca el calentamiento de la superficie terrestre y del aire. Y cuando esta arena negra forma una capa, incluso de un centímetro de espesor, sobre los glaciares, provoca su derretimiento. Además, es un contaminante atmosférico grave, que también desempeña el papel de causa del cambio climático, especialmente en las regiones con glaciares. Bajo los bloques de hielo derretidos hay una “fuente ilimitada de polvo”, lo que hace que los procesos de calentamiento sean realmente difíciles de controlar. Y todos vemos los resultados de ellos.
Foto ilustrativa de Adrien Olichon: https://www.pexels.com/photo/black-and-white-photography-of-sand-2387819/