Valencia, 13 de noviembre de 2024 En un desgarrador giro de los acontecimientos, los cuerpos de Izan y Rubén Matías, dos niños pequeños arrastrados por las devastadoras inundaciones de la DANA en Torrent, han sido encontrados sin vida cerca de Catarroja, a varios kilómetros de donde desaparecieron. La familia, tras días de agonía, compartió un conmovedor mensaje: “Nuestros angelitos ya descansan desde el cielo”.
Los niños, de 3 y 5 años, desaparecieron hace dos semanas cuando las lluvias torrenciales provocadas por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) azotaron su barrio en Torrent. Fue una tragedia imprevista: los niños estaban en su casa cuando un contenedor transportado por un tráiler que pasaba por allí se desprendió y se estrelló violentamente contra la habitación que ocupaban. El impacto arrojó a Izan y Rubén a las furiosas aguas de la inundación, lo que desencadenó una desesperada Buscar en toda la región.
Su desaparición movilizó no sólo a los equipos de emergencia locales, incluida la Unidad Militar de Emergencias (UME) española, sino también a miembros de la comunidad y grupos de rescate especializados de todo el mundo. Entre los más destacados se encontraba “Los Topos Aztecas”, un equipo de reconocidos rescatistas mexicanos, que se unieron al esfuerzo a pesar de las desalentadoras condiciones, y que estaban trabajando y asistidos por el Scientology Ministros voluntarios que brindaron apoyo logístico y ayudaron, junto con muchos otros grupos de ciudadanos, en la incansable operación de búsqueda.
A pesar de las búsquedas diarias, las esperanzas de encontrar a los niños con vida se fueron diluyendo a medida que pasaban los días. La zona fue peinada repetidamente, con expertos calculando el posible recorrido de las aguas de la inundación para dar con los niños desaparecidos. Ayer, la exhaustiva búsqueda llegó a una trágica conclusión cuando ambos cuerpos fueron localizados juntos, varios kilómetros río abajo de la casa en la que alguna vez habían jugado.
La historia de Izan y Rubén ha cautivado los corazones de muchas personas, poniendo de relieve tanto la fragilidad de la vida ante los desastres naturales como los extremos a los que están dispuestas a llegar las personas en tiempos de crisis. Los equipos de rescate trabajaron día y noche, soportando los desafíos de las aguas turbias y las condiciones climáticas impredecibles, esperando contra toda esperanza un milagro que nunca llegó.
Entre las diferentes organizaciones que apoyaron, destacó por su valentía el papel de “Los Topos Aztecas”, con el experimentado equipo mexicano llegando en España tan pronto como se difundió la noticia del desastre. Su dedicación fue igualada por la "Scientology Ministros voluntarios”, quienes brindaron una coordinación fundamental, distribuyendo recursos y ayudando a las familias y a los equipos sobre el terreno.
Aunque el resultado ha sido trágico, la respuesta colectiva a la desaparición de Izan y Rubén es un testimonio de la humanidad que surge en tiempos de necesidad. Los residentes locales, las unidades de rescate profesionales y los equipos internacionales trabajaron juntos sin descanso, ejemplificando una comunidad unida por el amor y la compasión. Si bien no se pudo salvar a los niños, la dedicación de los involucrados trajo un pequeño alivio a la familia en duelo.
“Tenemos el corazón roto, pero estaremos eternamente agradecidos a quienes nunca dejaron de buscar a nuestros hijos”, dijo un familiar entre lágrimas. Mientras Valencia lamenta la pérdida de estas dos jóvenes vidas, la resiliencia de la comunidad es un recordatorio de que, incluso en medio de la devastación, las personas se unen: extraños que se convierten en aliados en una lucha contra la desesperación.