Un refugiado sirio atrapado por una notificación roja con motivos políticos
En la madrugada del 28 de diciembre de 2024, Mohamad Alkayali, un refugiado sirio que vivía legalmente en Turquía desde 2014, fue arrestado por las autoridades turcas con base en una Notificación Roja de INTERPOL emitida por Arabia Saudita en enero de 2016.
Hoy, Alkayali enfrenta una deportación inminente a Arabia Saudita, un país en el que no ha puesto un pie desde hace más de 12 años, una deportación que podría poner en grave riesgo su vida y su libertad.
El aviso, supuestamente vinculado a un delito que carece de detalles críticos como hora, lugar o cualquier prueba, plantea importantes preocupaciones sobre el uso del sistema de INTERPOL como arma para silenciar a los disidentes políticos.
El caso de Alkayali no es único. Es otro ejemplo de cómo los regímenes autoritarios se aprovechan de INTERPOL para perseguir a opositores, disidentes y refugiados.
La historia de Alkayali: una vida de exilio y acoso
Alkayali trabajó durante varios años en Arabia Saudita como consultor de TI. Sin embargo, cuando comenzó la revolución siria en 2011, se convirtió en un crítico abierto del régimen de Asad y un defensor de los refugiados sirios, en particular de aquellos que enfrentan condiciones difíciles en Arabia Saudita debido a políticas restrictivas. Se manifestó en contra de la negativa de Arabia Saudita a otorgar asilo a los refugiados sirios y su imposición de tarifas mensuales bajo el estatus de "visitante", que impuso dificultades adicionales a quienes huyen de la guerra. Sus opiniones abiertas y su activismo en las redes sociales dieron lugar a un creciente acoso. Temiendo por su seguridad y su libertad, Alkayali abandonó Arabia Saudita a principios de 2013 y buscó refugio en Turquía en 2014. Desde entonces, nunca ha salido del país y nunca ha violado las leyes turcas.
Alkayali creía que abandonar Arabia Saudita le garantizaría seguridad y libertad para expresar sus opiniones y se volvió más abierto en sus críticas al gobierno saudí. Desafió abiertamente su derechos humanos El ex primer ministro saudí, que se ha mostrado muy activo en la lucha por la democracia y la democracia, ha utilizado su nueva plataforma para promover cambios. Este activismo acentuado ha provocado un escrutinio aún mayor por parte de las autoridades saudíes, lo que ha aumentado su hostilidad hacia él y lo ha convertido en un blanco aún más destacado de la represión política.
La instrumentalización de INTERPOL por Arabia Saudita
No hace mucho, Alkayali descubrió que se había emitido una notificación roja de INTERPOL contra él. La solicitud fue presentada por las autoridades saudíes en enero de 2016, cuatro años después de que abandonara el país, acusándolo de un delito punible con un máximo de tres años de prisión según la legislación saudí. El momento en que se emitió la notificación y su naturaleza vaga sugieren firmemente una motivación política más que un proceso penal legítimo.
Alkayali, reconociendo la naturaleza injusta de la notificación, la impugnó formalmente ante la INTERPOL, dejando claro que las acusaciones tenían motivaciones políticas. Aún está esperando una respuesta, pero su arresto en Turquía, a pesar de esta impugnación pendiente, plantea serias preocupaciones sobre el uso indebido del sistema de la INTERPOL. Su detención también se produce en un momento de cambios geopolíticos en la región, en particular la caída del régimen de Assad en manos de grupos islamistas radicales, lo que complica aún más el destino de los sirios desplazados como Alkayali, que ahora se encuentran en una incertidumbre aún mayor.
Además, se ha revelado que las autoridades saudíes pidieron a INTERPOL que mantuviera la confidencialidad de la notificación roja, asegurándose de que no apareciera en la página web pública de INTERPOL. Esta falta de transparencia oculta la verdadera intención detrás de la notificación e impide un escrutinio independiente. Normalmente, las notificaciones rojas que no se publican involucran casos relacionados con el terrorismo o el crimen organizado, pero el presunto delito de Alkayali no es ni lo uno ni lo otro, lo que refuerza aún más las sospechas de que el caso tiene motivaciones políticas en lugar de ser un asunto criminal genuino.
Defectos legales y violaciones de los derechos humanos
La detención de Alkayali se basa en una notificación roja de INTERPOL que no cumple con los requisitos legales básicos. La notificación viola INTERPOLLas propias reglas del gobierno, en particular:
- Artículo 3 del Estatuto de INTERPOL, que prohíbe estrictamente a la organización intervenir en asuntos de naturaleza política, militar, religiosa o racial. Teniendo en cuenta el historial de activismo político de Alkayali, es evidente que esta notificación se está utilizando como herramienta de represión transnacional.
- Artículo 83 del Reglamento de INTERPOL sobre el Tratamiento de Datos, que establece que las notificaciones rojas deben contener datos judiciales suficientes, incluidos el momento y el lugar del presunto delito. La solicitud saudí no especifica estos detalles esenciales, por lo que carece de validez jurídica según las propias directrices de INTERPOL.
- Violación del umbral de sanción: según las normas de INTERPOL, un delito debe conllevar una pena mínima de dos años para que se emita una notificación roja. La ley saudí en cuestión permite una sanción de multa o de prisión, lo que significa que Alkayali podría haber sido sancionado legalmente solo con una multa, lo que hace que la emisión de una notificación roja sea un uso indebido del sistema de INTERPOL.
Más allá de estos defectos legales, la detención de Alkayali y su posible deportación también violan los principios internacionales de derechos humanos, incluido su derecho a solicitar asilo y protección contra la persecución. Saudi ArabiaPodría enfrentarse a prisión, malos tratos o algo peor debido a sus opiniones políticas.
La militarización de INTERPOL: un problema mundial en aumento
El caso de Alkayali no es un incidente aislado. El sistema de notificaciones rojas de INTERPOL ha sido sistemáticamente utilizado por gobiernos autoritarios para acosar a disidentes, refugiados y activistas de derechos humanos. Organizaciones como Fair Trials y el Parlamento Europeo han advertido en repetidas ocasiones que INTERPOL carece de salvaguardas efectivas contra las notificaciones con motivaciones políticas.
En 2019, el Parlamento Europeo publicó un estudio en el que se destacaba que el proceso de investigación de antecedentes de INTERPOL sigue siendo inconsistente y que refugiados y disidentes políticos siguen apareciendo en las bases de datos de Notificaciones Rojas a pesar de las claras pruebas de abusos. El caso de Alkayali es otro ejemplo más de esta falta de garantías procesales, que lo deja vulnerable a la extradición y la persecución.
Petición de asistencia jurídica urgente en Turquía
La familia de Alkayali está buscando ayuda de abogados turcos, organizaciones de derechos humanos y la comunidad jurídica internacional para:
- Cuestionar la legalidad de su detención según la legislación turca, dadas las fallas procesales de la Notificación Roja.
- Impedir su deportación a Arabia Saudita, garantizando que esté protegido por los tratados internacionales de derechos humanos.
- Plantear su caso ante el poder judicial turco y los organismos de derechos humanos, abogando por su liberación inmediata.
- Involucrar a los medios de comunicación turcos para crear conciencia pública sobre su caso, aumentando la presión sobre las autoridades para que hagan justicia.
La justicia debe prevalecer
Alkayali no es un criminal: es un refugiado y un disidente político cuyo único “delito” es oponerse a la tiranía y defender los derechos humanos. Su caso es un duro recordatorio de cómo los Estados autoritarios manipulan los mecanismos jurídicos internacionales para silenciar a sus críticos más allá de sus fronteras.
Para preservar la credibilidad de INTERPOL, se necesitan reformas urgentes para evitar nuevos abusos de su sistema de notificaciones rojas. Pero por ahora, la vida de Alkayali pende de un hilo. Su esposa insta a los profesionales del derecho turcos, a los defensores de los derechos humanos y a la comunidad internacional a que se opongan a este error judicial y exijan su liberación inmediata.
La justicia demorada es justicia denegada. Es hora de actuar.