Altos funcionarios de la ONU advirtieron el miércoles que todas las partes implicadas en el conflicto están utilizando sistemáticamente la violencia sexual como táctica de guerra contra los civiles.
Empeoramiento de las condiciones en el este
La escalada de ataques por parte de grupos armados no estatales en el este de la República Democrática del Congo ha provocado un aumento significativo de la violencia sexual, dirigida predominantemente contra mujeres y niños.
Los rebeldes del M23, respaldados por Ruanda, tomaron el control de ciudades clave del este, como Goma y Bukavu, de manos de las fuerzas gubernamentales a principios de este año, hundiendo en un caos aún mayor a la ya volátil y rica en minerales región tras años de inestabilidad y conflicto entre múltiples facciones armadas.
Las fuerzas de paz de las Naciones Unidas se despliegan bajo un mandato de la Consejo de Seguridad para proteger a los civiles y apoyar la prestación de ayuda humanitaria.
“Ante esta crisis humanitaria y de seguridad sin precedentes, la situación de las mujeres y los niños continúa deteriorándose”, subrayaron funcionarios de la ONU.
Los niños están cada vez más sujetos a graves violaciones de sus derechos humanos, incluido el reclutamiento y secuestro por grupos armados, además de la amenaza de violencia sexual.
Las milicias locales también han obligado a niñas a contraer matrimonio precoz. Desde febrero, se ha informado de que al menos nueve niñas han sido obligadas a contraer matrimonio, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).OCHA).
No hay fin al desplazamiento
La República Democrática del Congo se enfrenta actualmente a una de las crisis de desplazamiento más graves del mundo, con 7.8 millones de personas desplazadas internamente. Casi 9,000 de ellas se encuentran refugiadas en 50 centros colectivos en Kivu del Norte, según informa la OCHA.
La violencia constante, los saqueos y las restricciones al acceso humanitario han empeorado las condiciones de vida. Los ataques a centros de salud y la grave escasez de suministros médicos están aumentando la presión sobre los sobrevivientes, en particular sobre quienes necesitan tratamiento vital contra el VIH, cuya disponibilidad es cada vez menor.
El conflicto prolongado también ha obligado a 1.1 millones de congoleños a huir a países vecinos, y los niños representan más de la mitad de la población de refugiados.
Impunidad y falta de apoyo
A pesar de la magnitud de la crisis, los actos de violencia sexual siguen sin denunciarse en gran medida debido al miedo al estigma, las amenazas de represalias y el acceso inadecuado a los servicios humanitarios. Las sobrevivientes a menudo enfrentan obstáculos para acceder a tratamiento médico, apoyo en salud mental y protección legal.
Los funcionarios de la ONU han pedido que se tomen medidas urgentes de rendición de cuentas y que se apliquen respuestas con perspectiva de género y centradas en los niños.
Restablecer la ayuda humanitaria crítica y los servicios de protección es esencial para ayudar a los sobrevivientes a recuperar su salud, dignidad y una sensación de seguridad.
