"Retratos en la fe” es una sección dedicada a destacar las vidas y los legados de personas que defienden el diálogo interreligioso, la libertad religiosa y la paz mundial.
William E. Swing es un hombre cuya presencia silenciosa pero poderosa ha moldeado el panorama de la cooperación interreligiosa en todo el mundo. Como fundador de Iniciativa de las Religiones Unidas (URI), ha dedicado su vida a la idea de que la fe, lejos de ser una fuente de división, puede ser un catalizador para la paz, la justicia y la comprensión. La obra de Swing ha generado cambios duraderos en la forma en que interactúan las religiones del mundo, uniendo a personas de diversas tradiciones para trabajar por objetivos comunes. Su influencia, aunque sutil, es profunda, y su visión ha dado origen a un movimiento que continúa creciendo hoy en día.
Nacido el 26 de agosto de 1936 en Huntington, Virginia Occidental, William Swing creció en una familia sin libros. Su padre era golfista profesional y cursó séptimo grado, y Swing leyó su primer libro cuando yo cursaba octavo. Más tarde, sintió una profunda vocación hacia la Iglesia, ingresó al seminario episcopal y fue ordenado sacerdote, llegando finalmente al rango de obispo.
En 1979, Swing se convirtió en obispo de California. Su mandato en este cargo sería un momento crucial tanto en su vida personal como en el movimiento interreligioso en general. Durante su periodo como obispo, Swing se hizo cada vez más consciente de las divisiones entre las comunidades religiosas, incluso en su diverso estado natal. California, conocida por su crisol de culturas y credos, era un microcosmos del panorama religioso mundial, donde el conflicto y la incomprensión entre las religiones eran a menudo más pronunciados que la unidad. Reconoció que las comunidades religiosas del mundo tenían el potencial de ser una fuerza para el bien, pero que necesitaban encontrar la manera de derribar los muros de intolerancia que las dividían.
El punto de inflexión clave en la vida de Swing llegó en 1993, cuando las Naciones Unidas lo invitaron a organizar un servicio interreligioso en Catedral de la Gracia en San Francisco Para conmemorar el 50.º aniversario de la firma de la Carta de las Naciones Unidas. Fue durante este servicio que Swing tuvo una profunda revelación: se dio cuenta de que las religiones del mundo necesitaban una plataforma unificada de cooperación, una que pudiera trabajar para abordar problemas globales como la guerra, la pobreza y los derechos humanos, y unir a las comunidades religiosas por el bien común.
Esta idea condujo a la creación de la Iniciativa de Religiones Unidas (URI), fundada oficialmente en el año 2000. La misión de la organización era simple pero profunda: promover la paz, la justicia y la sanación mediante la cooperación interreligiosa. Swing concibió a URI como una red global de personas de diversas religiones, unidas no solo para dialogar, sino también para actuar. El objetivo no era simplemente hablar de paz, sino trabajar juntos para hacerla realidad.
Lo que distinguió a URI de otras organizaciones interreligiosas fue su enfoque comunitario. En lugar de ser una organización vertical dirigida por unas pocas figuras centrales, URI se fundó sobre la idea de "círculos de cooperación": grupos locales de personas de diversas tradiciones religiosas que se unían para abordar problemas comunes en sus comunidades. Estos círculos se centrarían en problemas locales como la protección del medio ambiente, la reducción de la pobreza y la resolución de conflictos, y servirían como la columna vertebral del movimiento URI. Al empoderar a las personas a nivel local, Swing creó una organización descentralizada y adaptable, capaz de responder a las necesidades únicas de las diferentes regiones, manteniendo al mismo tiempo una visión unificada.
Bajo el liderazgo de Swing, URI se expandió rápidamente, convirtiéndose en un movimiento global con miles de círculos de cooperación en más de 100 países. La visión de Swing conectó con líderes religiosos y personas de todos los ámbitos, desde budistas en Asia hasta musulmanes en Oriente Medio, desde cristianos en África hasta hindúes en la India. A través de URI, Swing brindó a las personas una plataforma no solo para hablar de sus diferencias, sino también para celebrar sus valores compartidos, trabajando juntos para abordar los desafíos comunes que enfrenta la humanidad.
Una de las características que definían el liderazgo de Swing era su compromiso con la inclusión. Creía que todos los caminos religiosos y espirituales, ya fueran arraigados en tradiciones religiosas formales o en la espiritualidad indígena, eran expresiones válidas de lo divino. Esta apertura se convirtió en un sello distintivo de URI, ya que la organización buscaba crear un espacio donde personas de diferentes credos, humanistas seculares y personas espirituales, pero no religiosas, pudieran reunirse en igualdad de condiciones. En su opinión, era esencial fomentar un entorno donde ninguna fe se considerara superior a otra y donde todos los caminos se honraran como vías legítimas para comprender lo divino.
El liderazgo de Swing también lo llevó al corazón del diálogo religioso global. Trabajó para reunir a líderes religiosos de comunidades que llevaban mucho tiempo enfrentadas. Por ejemplo, en Oriente Medio, facilitó el diálogo entre líderes cristianos y musulmanes, ayudando a tender puentes en una región donde el conflicto religioso había provocado generaciones de conflicto. De igual manera, en África, trabajó para fomentar el diálogo entre las comunidades cristianas y musulmanas en regiones azotadas por la violencia sectaria. El enfoque de Swing siempre se basó en el principio del respeto mutuo y enfatizó la importancia de escuchar las experiencias de los demás y comprender los puntos en común que existían entre las diferentes religiones.
Si bien el trabajo de URI tuvo un profundo impacto en la comunidad religiosa global, no estuvo exento de desafíos. En muchas partes del mundo, líderes y comunidades religiosas se resistieron a la idea de la cooperación interreligiosa, considerándola una amenaza a su propia identidad religiosa. Swing se encontró a menudo con escepticismo y oposición, especialmente por parte de quienes veían el diálogo como una dilución de la fe en lugar de una forma de fortalecerla. Pero Swing se mantuvo firme, considerando la resistencia como parte del proceso. «El camino hacia la paz nunca es fácil», solía decir. «Pero es el único camino que vale la pena recorrer».
Aunque se retiró de su cargo oficial como presidente de URI para convertirse en presidente emérito, su labor no terminó. Swing continuó impartiendo conferencias, escribiendo y abogando por la cooperación interreligiosa, convencido de que la labor de unidad religiosa era un esfuerzo a largo plazo que tomaría generaciones para concretarse plenamente. Su influencia en el movimiento interreligioso sigue siendo inmensa, y su visión para URI sigue guiando a la organización hoy en día.
En un mundo a menudo desgarrado por divisiones religiosas y culturales, la obra de Swing sirve como un poderoso recordatorio del potencial que tiene la fe para ser una fuerza de unidad en lugar de conflicto.
A través de su liderazgo en URI, Swing ha contribuido a crear un legado de consolidación de la paz y cooperación religiosa que perdurará tras su mandato. Su visión —que la fe puede ser una herramienta poderosa para promover la comprensión y construir un mundo más justo y pacífico— sigue inspirando a personas de todo el mundo. William E. Swing nos ha demostrado que cuando nos unimos, no a pesar de nuestras diferencias, sino gracias a ellas, podemos crear un mundo mucho más fuerte y compasivo del que cualquiera de nosotros podría soñar construir solo.