Al menos 975 personas fueron ejecutadas en Irán en 2024, la cifra más alta reportada desde 2015, según un (reporte) La Alta Comisionada Adjunta para los Derechos Humanos, Nada Al-Nashif, presentó ante el Consejo en Ginebra el miércoles.
Del total de ejecuciones, poco más de la mitad se debieron a delitos relacionados con drogas, el 43 % a asesinatos, el XNUMX % a delitos sexuales y el XNUMX % a delitos relacionados con la seguridad. Al menos cuatro ejecuciones se llevaron a cabo en público.
“Estos casos están marcados por graves denuncias de tortura y violaciones del debido proceso, incluida la falta de acceso a un abogado”, afirmó la Sra. Al-Nashif.
Violencia y discriminación contra la mujer
Según informes, al menos 31 mujeres fueron ejecutadas en Irán el año pasado, frente a las 22 de 2023. De las 19 mujeres ejecutadas por asesinato, nueve habían sido condenadas por matar a sus maridos en casos de violencia doméstica o matrimonio forzado o infantil, áreas en las que las mujeres iraníes no tienen protección legal.
Se informó que algunas ejecuciones estuvieron vinculadas a las protestas que comenzaron en septiembre de 2022 bajo el lema “Mujeres, vida y libertad”.
Más allá de las ejecuciones, los casos de feminicidio aumentaron drásticamente, con 179 denunciados en 2024, en comparación con los 55 del año anterior. Muchos se debieron a los llamados crímenes de honor o disputas familiares, a menudo relacionados con mujeres y niñas que solicitaban el divorcio o rechazaban propuestas de matrimonio.
La Sra. Al-Nashif también advirtió que la Ley de Castidad e Hiyab, suspendida en su momento, de promulgarse, representaría una grave amenaza para los derechos de las mujeres. Las sanciones por violaciones como la vestimenta inapropiada podrían incluir fuertes multas, prohibiciones de viaje, largas penas de prisión o incluso la pena de muerte.
Además, de los 125 periodistas procesados en 2024, 40 eran mujeres, muchas de ellas informando sobre derechos humanos y derechos de las mujeres.
Minorías religiosas y étnicas
“En 2024, la pena de muerte siguió teniendo un impacto desproporcionado en los grupos minoritarios”, declaró la Sra. Al-Nashif ante el Consejo.
Al menos 108 prisioneros baluchis y 84 kurdos fueron ejecutados en 2024, lo que representa el 11 y el 9 por ciento del total, respectivamente.
El informe también expresó preocupación por la falta de datos oficiales sobre las condiciones socioeconómicas de las minorías étnicas y etnoreligiosas y de los no ciudadanos, lo que obstaculiza los esfuerzos por evaluar su situación y medir el impacto de políticas y programas específicos.
Mirando hacia el futuro
Si bien Irán siguió colaborando con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas y otros mecanismos de derechos humanos, negó el acceso a la Misión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Islámica del Irán.
“Nuestra Oficina sigue dispuesta a proseguir y fortalecer su colaboración con las autoridades iraníes sobre la gama de cuestiones destacadas en el informe del Secretario General para la promoción y protección de todos los derechos humanos”, concluyó la Sra. Al-Nashif.
El ciclo mundial de "superelecciones" socavó la participación democrática
En la sesión vespertina del Consejo, Gina Romero, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la libertad de reunión pacífica y de asociación, presentó de su (reporte) sobre cómo el ciclo de “superelecciones” 2023-2025 ha afectado el espacio cívico en todo el mundo.
En 2024, la mitad de la población mundial eligió a sus representantes locales, nacionales e internacionales. Si bien el informe de la Sra. Romero sobre este ciclo no evalúa la integridad de las elecciones, sí identifica preocupantes patrones globales de represión sistemática del ejercicio de la libertad de reunión y asociación pacíficas.
“El uso indebido de leyes restrictivas, las campañas de desprestigio y la desinformación dirigida a la sociedad civil se intensificaron globalmente en el superciclo electoral, socavando la participación electoral y la libertad de asociación”, afirmó.
Represión política y violencia
Dado que los sistemas de justicia penal se utilizan para reprimir a la oposición, líderes y miembros de partidos políticos se han enfrentado a restricciones indebidas y persecución política. Activistas de la sociedad civil y observadores electorales también han sufrido acoso, detenciones arbitrarias, tortura y asesinato.
“Cuando se suprimen los partidos políticos, la sociedad civil y las reuniones pacíficas, no puede existir un auténtico pluralismo político ni competencia”, argumentó la Sra. Romero. “Recalco que estas condiciones son incompatibles con unas elecciones libres y genuinas y corren el riesgo de legitimar un gobierno antidemocrático”.
Representación de minorías
La Sra. Romero también subrayó que el liderazgo político de las mujeres sigue estando gravemente subrepresentado, mientras que las personas LGBTIQ y sus organizaciones enfrentaron ataques durante el superciclo electoral.
Ambos grupos sufrieron violencia política física y en línea, lo que restringió su participación electoral y aceleró el deterioro de sus derechos después de las elecciones.
Llamados a proteger las libertades
En medio de las crisis mundiales y un rápido declive democrático, la Sra. Romero enfatizó la urgente necesidad de proteger los derechos de reunión pacífica y de asociación durante todo el ciclo electoral.
Esbozó recomendaciones clave, entre ellas fortalecer las protecciones legales antes de las elecciones, garantizar la rendición de cuentas después, regular las tecnologías digitales y promover la participación no discriminatoria en todo momento.
“La disidencia es un elemento fundamental de las sociedades democráticas”, concluyó. “En lugar de ser reprimida, debería ser bienvenida y protegida permanentemente”.