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Martes, 7 de mayo de 2024
NoticiasReligión en una sociedad pluralista

Religión en una sociedad pluralista

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Redacción
Redacciónhttps://europeantimes.news
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Los proyectos de ley de igualdad por su propio nombre dan la impresión de que son un paso en la dirección correcta.

¿Quién no quiere igualdad? Todos queremos eliminar la discriminación. Señalar las deficiencias de los proyectos de ley, por lo tanto, debe verse de manera positiva.

Tenemos que admitir que nuestra sociedad no es diferente de otras democracias occidentales. Vivimos en una sociedad pluralista y laica donde las diferentes voces y opiniones quieren ser escuchadas.

Mientras la Iglesia predica verdades absolutas para salvaguardar la dignidad de la persona humana y promover el bien común, en una sociedad laica la verdad se vuelve relativa y subjetiva. Voces laicas insisten en privilegiar no religión – sobre silenciar la voz de la religión. La secularización está impregnando inconscientemente nuestra cultura y dictando el camino a seguir.

Es en el contexto de tal entorno que necesitamos debatir seriamente los proyectos de ley de igualdad. Al insistir en que todos son iguales, parece que estamos enfatizando el valor de la igualdad y dando menos importancia al valor de la diversidad.

En el libro de George Carey y Andrew Carey, We Don't Do God, se afirma: “Al insistir en el cumplimiento de asuntos que son moralmente cuestionables a los ojos de algunos ciudadanos, el estado está pasando de la democracia al autoritarismo, creando así una cultura enfermiza”.

Tolerar no significa en modo alguno someter o negar el propio punto de vista. Para no ofender, muy a menudo, nos abstenemos de hablar sobre nuestros puntos de vista, de practicar nuestra religión en público.

Citando el editorial del Daily Telegraph, los Carey señalan que, en Gran Bretaña, “El derecho a tener creencias religiosas ya actuar de acuerdo con la propia fe se opone al derecho a no ofender, y se está perdiendo. Esta es una tendencia desalentadora en una sociedad libre”.

Nuestra fe y doctrina católica enriquecen nuestra sociedad

Los proyectos de ley de igualdad, por tanto, cuando se conviertan en ley, ¿traerán conflicto entre igualdad y diversidad? ¿La 'cláusula de supremacía' va a estar en conflicto con la propia conciencia?

Artículo 9 del Convenio Europeo de Derechos humanos da protagonismo al derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión. También le da a uno el derecho de manifestar su religión o creencia en el culto, la enseñanza, la práctica y la observancia.

Debido a la rápida transformación de nuestra sociedad, cada vez más cosmopolita y multicultural, tendemos a degradar nuestra tradición cristiana. En lugar de mirar con orgullo nuestras raíces cristianas y estar agradecidos por todo lo que la Iglesia ha estado haciendo a lo largo de los años, tratamos de menospreciar su impacto.

El predominio de nuestra religión católica sobre otras religiones no es una cuestión de privilegio como algunos parecen pensar. Es un hecho que nuestra fe católica es parte integrante de nuestra identidad maltesa. Nuestras raíces cristianas han crecido y se han extendido debido a la fuerte fe de nuestros antepasados. ¿Por qué denunciar o restar importancia a nuestro fundamento cristiano? ¿Por qué restringir el ethos cristiano de las escuelas de la Iglesia?

A menos que nos pongamos de pie y defendamos con vehemencia el derecho a practicar públicamente nuestra religión, algún día nos encontraremos luchando por practicar lo que creemos. La religión no es un asunto privado. Citando una vez más a los Carey: “Para los cristianos, toda la vida es indivisible. No podemos retirarnos a un gueto privatizado porque el Evangelio concierne a toda la vida. No hay una moral 'privatizada' porque toda la vida se basa en la moral. La fe es necesariamente pública”.

Que los que están en el poder no caigan en la trampa del laicismo. Que los políticos no se avergüencen de proclamar públicamente sus creencias porque, no, la religión no es un asunto privado. Tenemos iglesias en todos los pueblos y aldeas, no como piezas de museo o para dominar, sino como testigos y recordatorios de nuestra dependencia de lo Sobrenatural.

Nuestra fe y doctrina católica enriquecen a nuestra sociedad y lo seguirán haciendo si se lo permitimos. Nuestras escuelas católicas con su carácter religioso han estado a la vanguardia para promover la justicia, la inclusión y el bien común.

No nos despojemos en nombre de la igualdad y la tolerancia de nuestra diversidad e identidad religiosa. Promover los valores cristianos e inculcar en nuestros jóvenes un ethos cristiano no es un privilegio sino una misión encomendada a quienes profesamos la fe católica.

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