La Unión Europea, el Reino Unido y los Estados Unidos condenaron el sábado la represión de la junta de Myanmar como "indefendible" después de que decenas de manifestantes contra el golpe fueran asesinados, mientras el país celebraba el Día de las Fuerzas Armadas.
El sitio de noticias en línea Myanmar Now informó el sábado por la noche que el número de muertos había llegado a 114, el día más sangriento hasta ahora desde el comienzo del golpe militar.
Un conteo emitido por un investigador independiente en Yangon que ha estado compilando el número de muertos casi en tiempo real puso el total en 107, repartidos en más de dos docenas de ciudades y pueblos.
El número total de muertos desde el golpe de estado de la junta militar se situó en 328 hasta el viernes, según la Asociación de Asistencia a Presos Políticos, un grupo que documenta muertes y arrestos. Sin embargo, advirtió que el número real de víctimas era "probablemente mucho mayor".
Naciones Unidas dijo que había recibido informes de "decenas de muertos, incluidos niños", así como cientos de personas heridas.
Condenó la violencia como “impactante” y “que agrava la ilegitimidad del golpe y la culpabilidad de sus líderes”.
'Actos indefendibles'
En un comunicado publicado en Facebook, la embajada de la UE en Myanmar dijo que “este 76º Día de las Fuerzas Armadas de Myanmar quedará grabado para siempre como un día de terror y deshonra. El asesinato de civiles desarmados, incluidos niños, son actos indefendibles”.
la embajada de estados unidos escribió en Facebook que “este derramamiento de sangre es horrible”.
“Las fuerzas de seguridad están asesinando a civiles desarmados, incluidos niños, las mismas personas a las que juraron proteger”, agregó. “Estas no son las acciones de una fuerza militar o policial profesional”.
Ambos pidieron el fin “inmediato” e “incondicional” de la violencia.
El embajador británico escribió en un comunicado publicado en Twitter que “las fuerzas de seguridad se han deshonrado disparando contra civiles desarmados”.
“Según los informes, decenas de personas inocentes han sido asesinadas, incluidos niños”, agregó.
'Disparo en la cabeza y en la espalda'
El Día de las Fuerzas Armadas es un día festivo que marca el comienzo de una revuelta contra la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Este año, los manifestantes se refirieron a él por su nombre original, Día de la Resistencia, y amenazaron con redoblar su oposición pública al derrocamiento del gobierno electo de Aung San Suu Kyi con más manifestaciones.
La junta había tratado de sofocar la participación en las protestas con un mensaje transmitido por la televisión estatal el viernes por la noche que advertía: “Debes aprender de la tragedia de las horribles muertes anteriores que puedes estar en peligro de recibir un disparo en la cabeza y la espalda”.
Ei Thinzar Maung, una de las figuras de las protestas contra el golpe, instó a la gente a salir a protestar el sábado. “Rezo para que todos estén a salvo mañana”, publicó en las redes sociales. “¡Vamos a ganar esto!”
“Ahora es el momento de luchar contra la opresión militar”, insistió.
Hablando antes de un desfile militar en la capital Naypyitaw el sábado, el líder golpista, el general en jefe Min Aung Hlaing, no se refirió directamente a los manifestantes, sino que se refirió al "terrorismo que puede ser perjudicial para la tranquilidad del estado y la seguridad social" y lo calificó de "inaceptable".
También reiteró la afirmación de la junta de que el gobierno electo de Suu Kyi no investigó las irregularidades en las últimas elecciones y que “el Tatmadaw (fuerzas armadas) asumió inevitablemente la responsabilidad estatal por medios legales”.
El ejército ha afirmado que hubo irregularidades en las listas de votación para las elecciones de noviembre pasado, que el partido Liga Nacional para la Democracia de Suu Kyi ganó de forma aplastante.
Aung Hlaing también reiteró que su gobierno llevará a cabo “unas elecciones libres y justas” después de “el cumplimiento de la disposición del estado de emergencia”, pero no dio más detalles.
La junta detuvo a Suu Kyi el día que asumió el poder y continúa recluida por cargos penales menores mientras investiga las denuncias de corrupción en su contra que sus partidarios descartan como motivaciones políticas.
