Por Thaddeus Jones
El Papa Francisco asistió a la Vigilia Pascual el Sábado Santo por la noche en la Basílica de San Pedro, llena de 5,500 peregrinos. Esta celebración es la más solemne y noble de todas las Solemnidades.
El Cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio, presidió la celebración, mientras el Papa Francisco pronunciaba su homilía y bautizaba a siete catecúmenos. El Papa ha sufrido dolores en las rodillas en los últimos meses, algo que también mencionó al hablar con los periodistas recientemente después de su viaje pastoral a Malta.
Cercanía a Ucrania
En la celebración estuvieron presentes miembros de una pequeña delegación de Ucrania, compuesta por representantes del gobierno local y del parlamento del país, con quienes el Papa se reunió poco antes de que comenzara la liturgia.
La delegación incluía al alcalde de Melitopol, Ivan Fedorov, ahora exiliado. El Papa lo saludó en particular durante la celebración.
“En esta oscuridad que estáis viviendo señor alcalde, parlamentarios, la espesa oscuridad de la guerra, de la crueldad, todos estamos orando, orando con ustedes y por ustedes esta noche. Estamos orando por todos los que sufren. Sólo podemos daros nuestra compañía, nuestra oración y deciros: “¡Ánimo! ¡Te acompañamos!”. Y también para deciros lo más grande que celebramos hoy: ¡Christòs voskrés! ¡Cristo ha resucitado!"
pronunciando su homilía sentado, el Papa recordó cuántos escritores han evocado la belleza de las noches estrelladas, mientras que las noches de guerra están marcadas por rayos de luz que presagian la muerte.
Del desconcierto a la alegría
Reflexionando sobre esta noche de Pascua, animó a todos a ver la luz esperanzadora del amanecer como la experimentaron las mujeres del Evangelio que descubrieron la tumba vacía de Jesús. Nos muestran “los primeros rayos de la aurora de la vida de Dios naciendo en la oscuridad de nuestro mundo”.
Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro
El Papa recordó cómo las mujeres que fueron temprano en la mañana a ungir el cuerpo de Jesús se sorprendieron al encontrarlo vacío al encontrarse con dos figuras con vestiduras deslumbrantes que les decían que Jesús había resucitado.
“Vieron, oyeron, proclamaron”: tres aspectos de su experiencia que también podemos aprovechar al recordar la Pascua del Señor de muerte a vida.
Las mujeres vieron
La primera noticia de la resurrección marcó “un signo para ser contemplado”, observó el Papa, ya que superó totalmente las expectativas y llegó como una esperanza asombrosa y sorprendente.
A veces, noticias radicalmente buenas muchas no “encuentran un lugar en nuestros corazones”, agregó el Papa, y como las mujeres en el Evangelio, podemos reaccionar inicialmente con dudas y especialmente con miedo, ya que la narración del Evangelio describe su reacción.
Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro
A veces podemos seguir mirando la vida y la realidad con una perspectiva abatida, continuó el Papa, e incluso descartar el futuro, creer que las cosas nunca cambiarán o mejorarán, enterrando “la alegría de vivir”.
Sin embargo, la esperanza pascual que proclamamos hoy es un llamado del Señor a ver la vida con otros ojos, y dar el salto a creer realmente que “el miedo, el dolor y la muerte no tendrán la última palabra sobre nosotros”.
Si bien la muerte puede llenarnos de miedo y tristeza, dijo, debemos recordar que “¡el Señor ha resucitado!”.
“¡Levantemos la mirada, quitemos el velo de tristeza y dolor de nuestros ojos, y abramos el corazón a la esperanza que Dios trae!”
Las mujeres escucharon
Recordando a los dos hombres con vestiduras resplandecientes que hablaron a las mujeres, diciendo: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado”, dijo el Papa que hacemos bien en escuchar y repetir sus palabras “¡Él no está aquí!”.
Esta respuesta también puede ser para nosotros cuando creemos haber entendido todo acerca de Dios y permitimos que nuestras propias ideas y perspectivas lo contengan, o solo buscamos al Señor en tiempos de necesidad y lo olvidamos el resto de nuestra vida diaria, o cuando descuidar al Señor presente en nuestros hermanos y hermanas que necesitan nuestra ayuda.
Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro
El Papa agregó que necesitamos liberarnos de modos de pensar y de actuar moribundos, donde podemos convertirnos en prisioneros del pasado, faltos de coraje para dejarnos perdonar por Dios, para optar por Jesús y su amor.
Necesitamos aceptar y encontrar al Dios vivo que desea cambiarnos y cambiar nuestro mundo.
“¡Sin embargo, el Señor ha resucitado! ¡No nos demoremos entre las tumbas, sino corramos a encontrarlo, el Viviente! Tampoco tengamos miedo de buscarlo también en los rostros de nuestros hermanos y hermanas, en las historias de los que esperan y sueñan, en el dolor de los que sufrimos: ¡Dios está ahí!”.
Las mujeres proclamaron
El último verbo que subrayó el Papa es cómo las mujeres proclamaron la alegría de la resurrección, abriendo “los corazones al extraordinario mensaje del triunfo de Dios sobre el mal y la muerte”.
Esta alegría no fue solo un consuelo feliz, sino que los animó a generar discípulos misioneros que “llevaran a todos el Evangelio de Cristo resucitado”.
El Papa dijo que después de que las mujeres vieron y escucharon, se sintieron abrumadas por el impulso y la euforia de contar esta buena noticia, incluso si la gente pensaba que estaban locas o no lo creerían.
Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro
Alegría del Evangelio
El Papa expresó su deseo de una Iglesia que pueda proclamar de la misma manera, con el mismo fervor, la alegría del Evangelio, lo que todos los cristianos están llamados a hacer “experimentar a Cristo resucitado y compartir la experiencia con los demás” y la alegría que trae.
Bautismo de los catecúmenos en la Vigilia Pascual
“Hagamos resucitar a Jesús, el Viviente, de todas aquellas tumbas en las que lo hemos sellado… Hagámoslo entrar en nuestra vida cotidiana: con gestos de paz en estos días marcados por los horrores de la guerra, con actos de reconciliación en medio de relaciones rotas, actos de compasión hacia los necesitados, actos de justicia en medio de situaciones de desigualdad y de verdad en medio de la mentira. Y sobre todo, a través de obras de amor y fraternidad”.
La esperanza tiene un nombre: el nombre de Jesús
En conclusión, el Papa Francisco recordó cómo Jesús entró “en la tumba de nuestro pecado” y “llevó el peso de nuestras cargas” devolviéndonos a la vida.
“¡Celebremos la Pascua con Cristo! ¡Él está vivo! También hoy camina en medio de nosotros, nos cambia y nos hace libres... Porque con Jesús, el Señor Resucitado, ninguna noche es eterna; e incluso en la noche más oscura, la estrella de la mañana sigue brillando.”
