Arqueólogos mexicanos comienzan a explorar los laberintos subterráneos de la ciudad zapoteca.
Representantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) informaron que el proyecto Llobaa iniciará sus labores en un futuro próximo. Sus participantes planean utilizar medios técnicos modernos para explorar la parte subterránea de Mitla, una antigua ciudad ubicada en el oriente del estado mexicano
A juzgar por los hallazgos, existió un asentamiento en este sitio desde el año 500 a. C., pero los edificios sobrevivientes datan del período del 200 d. C. Los historiadores creen que Mitla fue uno de los principales centros de la cultura zapoteca de Mesoamérica. Pero también en la ciudad hay vestigios de la cultura mixteca, con la que los zapotecas a veces convivían en paz, pero sobre todo aún peleaban. El origen de la cultura y escritura de los zapotecas suele asociarse con los olmecas que habitaban al sur.
A medida que se construía el grandioso Monte Albán (dijimos que el área conocida de esta ciudad es más grande que el área conocida de Babilonia), los habitantes de Mitla poco a poco se mudaron allí. Sin embargo, la residencia del sumo sacerdote (y según algunas ideas, también era el gobernante de los zapotecas) permaneció en Mitla. La ciudad se convirtió en un complejo de edificios de significado sagrado.
Fuentes antiguas y coloniales hablan de un vasto laberinto subterráneo, al que se accede a través de uno de los principales palacios de Mitla y que se comunica con una profunda cueva natural. Los zapotecas creían que esta era la verdadera entrada al inframundo. Además, allí se enterraban sacerdotes y gobernantes.
El topónimo Llobaa (nombre prehispánico de los alrededores) se traduce del idioma zapoteco como “Lugar del inframundo”, y el nombre Mitla –del náhuatl– como “Lugar de los muertos”.
Según el cronista del siglo XVII Francisco de Burgoa, todas las entradas al laberinto subterráneo fueron selladas por los primeros sacerdotes católicos y misioneros enviados a la región. Los intentos de encontrar el laberinto perdido, realizados en el siglo XIX y principios del XX, llevaron al descubrimiento de al menos dos tumbas monumentales debajo de uno de los patios. Sin embargo, aún no se ha implementado un estudio completo de la parte subterránea de la ciudad, hablaremos de las razones a continuación.
El proyecto Llobaa es el resultado de una colaboración entre la Secretaría de Cultura Federal, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Asociación Proyecto ARX. Según la arqueóloga del INAH Denisse Argote Espino, utilizará las tecnologías más modernas, superficiales y no destructivas para explorar las entrañas de la antigua ciudad.
Explicó que los investigadores están interesados no solo en la arqueología del sitio, su historia, sino también en el tema de la preservación de estos monumentos. Dada la alta sismicidad de la zona de Oaxaca, es necesario contar con datos técnicos que ayuden a mapear el subsuelo e identificar problemas que puedan afectar los sitios arqueológicos, las edificaciones históricas y la población que vive cerca de la zona arqueológica.
Debajo del altar de la Iglesia Católica, según el cronista del siglo XVII, hay una entrada al inframundo de los muertos.
Los científicos planean utilizar un radar de penetración en el suelo, tomografía del subsuelo, que tiene en cuenta la resistencia eléctrica del suelo, y tomografía basada en los índices de refracción de las ondas sísmicas.
“Son tecnologías complementarias que permitirán la creación de mapas 3D de alta precisión sin necesidad de excavar ni dañar ningún monumento”, explicó Argote Espino.
Se iniciarán las obras en los locales denominados “Grupo Iglesia” y “Grupo Columna”. Para los expertos, estos dos grupos, que datan del período Posclásico (900-1521 d. C.), son de particular interés: el “Grupo de Columnas” será utilizado como modelo para identificar las tumbas, ya que fue aquí donde el arqueólogo mexicano Alfonso Casa a principios del siglo XX encontró el primero de ellos.
Hasta ahora, nadie ha desenterrado el “grupo de la iglesia”, ya que allí se encuentra una iglesia católica de la época colonial; los españoles en general a menudo construyeron sus iglesias en lugares sagrados y significativos para la población indígena. Por su parte, Francisco de Burgoa habló de adentrarse en el inframundo bajo el altar de la iglesia. Puede ser una pequeña cavidad, una tumba o una red más grande; es necesario verificar esto, y tal verificación solo puede llevarse a cabo de manera no destructiva (está claro que nadie demolerá una iglesia católica).
Foto: “Grupo de columnas” / ©INAH
