En Introducción, Secretario General António Guterres dijo que la comunidad internacional debería reflexionar sobre “nuestro progreso compartido, así como… nuestra visión y valores”.
Destacó algunos de los logros de la Organización, como la puesta en marcha de acuerdos vitales que codifican y protegen los derechos humanos, el establecimiento de metas ambiciosas para el desarrollo sostenible y el trazado de un camino hacia una relación más equilibrada con el mundo natural, entre muchos otros.
Sin embargo, también describió algunos desafíos por delante y dijo que aún queda mucho por hacer para “frenar las mareas de miedo, odio, desigualdad, pobreza e injusticia”.
El COVID-19 la pandemia ha demostrado la fragilidad del mundo, dejando al descubierto “riesgos ignorados durante décadas”, a saber, sistemas de salud inadecuados; brechas en la protección social; desigualdades estructurales; degradación ambiental; y la crisis climática, señaló el jefe de la ONU.
En respuesta, señaló que la familia de la ONU “movilizó de forma rápida y completa”, explicando que lideró la respuesta de salud global, continuó expandiendo las Asistencia Humanitaria, estableció instrumentos de respuesta rápida para la impacto socioeconómico y dispuso un amplia agenda política para apoyar a las comunidades y regiones más vulnerables.
“Pero el revés a los objetivos fundamentales de la Carta de paz, justicia, derechos humanos y desarrollo ha sido profundo y puede durar mucho tiempo”, reconoció el Sr. Guterres.
Un esfuerzo global
El jefe de la ONU también admitió que incluso antes de la pandemia, “el mundo no estaba en camino de lograr el Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para la fecha objetivo de 2030”.
Y aunque la ONU pidió apoyo global masivo para las personas y los países más vulnerables, que representan al menos el 10 por ciento de la economía mundial, aún no se ha materializado completamente un paquete de rescate.
Al salir de la crisis de la COVID-19, el Secretario General subrayó la importancia del multilateralismo para un mundo basado en una globalización justa, los derechos y la dignidad de todos, y para el “éxito medido en términos humanos más que económicos”.