BEIRUT — En los días posteriores a la explosión que sacudió Beirut en agosto, un grupo de jóvenes comprometidos con los esfuerzos de construcción de la comunidad bahá'í se reunió rápidamente para hacer planes para ayudar con el socorro y la recuperación. Crearon una red de voluntarios llamada “Helping Hub” para coordinar las acciones de las personas a su alrededor, una iniciativa que ha evolucionado en los meses posteriores para responder a las necesidades constantes.
“Sabíamos que teníamos que ayudar de cualquier manera posible'”, dice Karim Mouzahem, uno de los jóvenes que encabeza la iniciativa.
Las actividades en curso de los jóvenes dirigidas al empoderamiento espiritual y moral les habían dado experiencia en el fomento de la cooperación y un sentido de esfuerzo compartido entre pequeños grupos de personas. Ahora podrían canalizar esta capacidad para construir una red de voluntarios.
“Decidimos dar un paso muy pequeño, que fue abrir un grupo de mensajería e invitar a todos nuestros amigos y personas que conocimos a través de nuestros esfuerzos de construcción comunitaria para rastrear a otras personas que necesitaban ayuda e identificar iniciativas que ya estaban en marcha
“Cuando empezamos, estábamos pensando, 'Solo somos 10 jóvenes. ¿Cómo podemos ayudar?' Pero deseábamos servir a nuestra comunidad y a nuestro país, y nos sentimos esperanzados cuando los 10 participantes crecieron rápidamente a 80 voluntarios de diferentes edades y antecedentes que se unieron y ofrecieron asistencia”.
Todos los involucrados compartían un espíritu de servicio, dándoles la energía necesaria para trabajar en condiciones difíciles. Durante más de un mes, estuvieron distribuyendo 300 comidas diarias, además de organizar donaciones de ropa, ayudar a limpiar propiedades dañadas, cubrir ventanas rotas y realizar otras tareas. Tuvieron cuidado de usar el equipo apropiado y tomar medidas de seguridad para protegerse a sí mismos y a los demás del coronavirus.
Los jóvenes en el centro de la iniciativa sabían por experiencia que la energía y el sentido de urgencia que sentían los voluntarios se canalizarían de manera más efectiva a través de una acción sistemática. Cada mañana, antes de salir a ayudar en el terreno, se repartían tareas entre los voluntarios. Por las noches, el grupo reflexionaba con todos los involucrados sobre la experiencia de ese día, realizaba una evaluación de necesidades y elaboraba una nueva lista de tareas para el día siguiente.
Hoda Wallace, miembro de la Asamblea Espiritual Nacional Bahá'í del Líbano, dice: “Fue muy alentador ver cómo este pequeño grupo de jóvenes pasó a la acción. Aunque jóvenes, llevan años sirviendo a sus comunidades y desarrollando sus capacidades a través de un proceso educativo, basado en las enseñanzas bahá'ís, que les ayuda a verse a sí mismos como agentes que abordan las necesidades de la sociedad. Han adquirido habilidades organizativas, como la capacidad de mantener estadísticas básicas, planificar en función de los recursos y operar en un modo de aprendizaje que surgió naturalmente cuando organizaron el Helping Hub”.
Aquellos que trabajaban en el centro de la iniciativa encontraron apoyo al orar junto con su comunidad en reuniones en línea. La Sra. Wallace dice: “La oración sostuvo y unió a muchas personas durante esos días de conmoción y tristeza y trajo esperanza. Estamos viendo la importancia del espíritu devocional, que nos ayuda a fortalecer los lazos sociales y profundizar las raíces espirituales que nos han hecho más resilientes ante este desastre”.
Muchos de los voluntarios se vieron afectados por la crisis, pero encontraron esperanza en el servicio a los demás. Maha Wakim, psicóloga clínica, dice: “Mi oficina fue destruida y fue devastador para mí. En lugar de sentarme y sentirme impotente, me uní a Helping Hub cuando un amigo me los presentó. Fue el primer paso de mi viaje de sanación. Me ayudó a levantarme y sentir que estoy haciendo algo y ayudando a los demás. Ver cómo todos se unieron marcó una gran diferencia para mí”.
Aunque Helping Hub surgió en respuesta a las consecuencias inmediatas de la explosión de Beirut, en las últimas semanas ha prestado mayor atención al desarrollo a largo plazo y ha colaborado cada vez más con otros grupos y organizaciones para abordar los desafíos actuales. Los jóvenes han estado en condiciones de recopilar información desde el terreno, que se registra meticulosamente y se utiliza para señalar diferentes necesidades a otras organizaciones que están en una mejor posición para ayudar.
Lara Mansour, que ha trabajado con Helping Hub desde sus primeros días, afirma: “Un aspecto central del proceso educativo bahá'í es el desarrollo de la capacidad para la acción a largo plazo a través de grados crecientes de unidad entre las personas. Cuando estábamos en el terreno vimos la necesidad de organización. Por ejemplo, un área de Beirut se inundó con ofertas de alimentos, agua y otro tipo de asistencia, mientras que otras áreas recibieron menos atención o ninguna. Así que ahora hemos comenzado otra iniciativa que ayuda a las organizaciones a coordinar esfuerzos entre sí.
“Esto ha permitido que diferentes actores sociales se consulten y actúen de manera unida. Ahora hay reuniones en línea con 50 personas hablando de objetivos en torno a los cuales todos estamos unidos. Haber desarrollado una visión colectiva y un sentido de propósito nos da a todos una mayor capacidad para abordar las necesidades con el apoyo de la asistencia externa”.
Karim reflexiona sobre lo que ha significado esta experiencia para los jóvenes. “Todos nosotros, los jóvenes, hemos tenido un control de la realidad sobre nuestro verdadero propósito en la vida. Esas semanas en las que estuvimos en el terreno ayudando a la gente de la mañana a la noche fueron muy difíciles, pero muy bonitas porque estuvimos juntos y nuestro servicio nos trajo esperanza. A medida que volvemos a nuestra vida cotidiana, nos damos cuenta de que no estamos satisfechos con trabajar día a día sin un sentido de propósito. Tenemos que servir a nuestras comunidades, porque de ahí viene la verdadera felicidad”.
