Por Christopher Wells
En el penúltimo domingo del año litúrgico, el Papa Francisco reflexionó sobre la Parábola de los Talentos del Evangelio de San Mateo.
Jesús comparte esta parábola en su discurso sobre los últimos tiempos, inmediatamente antes de su pasión, muerte y resurrección.
A cada cual según su capacidad
La parábola describe a tres sirvientes a quienes su amo les confía grandes sumas de dinero, quien se va de viaje. En la parábola, señaló el Papa Francisco, el amo da a cada uno de los sirvientes “según su capacidad”.
“El Señor lo hace con todos nosotros”, explicó el Papa. Dios “nos conoce bien. Él sabe que no todos somos iguales y no quiere favorecer a nadie en detrimento de los demás, sino que confía capital a cada uno según sus capacidades”.
Cuando el amo regresa y los sirvientes son llamados a dar cuenta del dinero que les ha sido confiado, dos presentan “los buenos frutos de sus esfuerzos”, y son elogiados por el amo. El tercero, sin embargo, que había escondido su talento, es condenado por el amo y expulsado de su casa.
Usando nuestros dones para el bien
“Esta parábola”, dijo el Papa, “se aplica a todos pero, como siempre, a los cristianos en particular”.
Agregó que es particularmente relevante hoy, en la Jornada Mundial de los Pobres, cuando la Iglesia exhorta a todos a tender la mano a los pobres.
A todos se nos otorgan diferentes habilidades, y “estos dones deben usarse para hacer el bien en esta vida, como un servicio a Dios y a nuestros hermanos y hermanas”.
Atención a los pobres
Hablando improvisadamente, el Papa Francisco instó a todos a mirar a los pobres, de los cuales hay muchos.
“Hay tanta hambre, incluso en el corazón de nuestras ciudades”, dijo. “Muchas veces entramos en una mentalidad de indiferencia: el pobre está ahí pero miramos para otro lado”. En cambio, dijo, “extiende tu mano a los pobres: Él es Cristo”.
Jesús, añadió el Papa, nos enseñó a hablar a los pobres. Él vino por los pobres”.
Aprendiendo el amor considerado
Una vez más, el Papa Francisco señaló a la Santísima Virgen María como ejemplo para todos nosotros. Ella “recibió un gran don, Jesús mismo, pero no se lo quedó para sí. Ella lo dio al mundo”, dijo.
“Que aprendamos de ella a tender la mano a los pobres”, concluyó.