Bruselas debería dejar de quejarse de la decisión del Reino Unido de abandonar la UE y, en cambio, intentar que el Brexit funcione, según el nuevo ministro del gabinete, Lord David Frost.
El nuevo ministro de facto para el Brexit del Reino Unido dijo que esperaba que la UE "se deshaga de cualquier resentimiento que quede hacia nosotros por irnos" y "en su lugar construya una relación amistosa, entre iguales soberanos".
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Los comentarios de Frost se producen pocos días después de que Boris Johnson decidiera extender unilateralmente el actual período de gracia aduanero de Irlanda del Norte para productos de supermercado, medicamentos y paquetes por otros seis meses hasta finales de octubre.
La medida significa que no habrá nuevos controles en estos productos que viajan desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte hasta octubre para dar a las empresas más tiempo para adaptarse a las nuevas reglas.
El período de gracia debía expirar a fines de marzo y el Reino Unido había solicitado previamente una extensión negociada.
La decisión de Johnson de moverse sin la aprobación de Bruselas enfureció a los funcionarios de la UE, quienes afirman que el Reino Unido ahora ha violado el Acuerdo de Retiro del Brexit y amenazan con emprender acciones legales.
Escribiendo en el Sunday Telegraph, Frost culpó a la UE por no ser más flexible en los arreglos fronterizos de Irlanda del Norte.
Frost, quien negoció el Acuerdo de Retiro del Brexit y el acuerdo comercial, dijo que la UE había "socavado significativamente la confianza entre las comunidades en el Protocolo [de Irlanda del Norte]" cuando pidió suspenderlo temporalmente durante una disputa sobre vacunas con el Reino Unido en enero.
“Como gobierno de todo nuestro país, tenemos que lidiar con esa situación, una que sigue siendo frágil”, dijo Frost.
“Es por eso que hemos tenido que tomar algunas medidas operativas temporales para minimizar las interrupciones en Irlanda del Norte. Son lícitas y consistentes con una implementación progresiva y de buena fe del Protocolo.
“Se trata de proteger la vida cotidiana de las personas en Irlanda del Norte, asegurándose de que puedan recibir paquetes y comprar los alimentos habituales en el supermercado”.
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El ministro de Asuntos Exteriores irlandés, Simon Coveney, criticó la decisión del Reino Unido el viernes y dijo que la UE "simplemente no puede confiar en Gran Bretaña".
“Decir que es una falta de respeto, sería quedarse corto”, dijo.
