El 16 de febrero de 1568 se dictó la sentencia de muerte más masiva de la historia. La Santa Sede ha condenado a muerte a toda la población de los Países Bajos, con la excepción de unas pocas personas enumeradas por su nombre. Se trata de unos 3 millones de hombres, mujeres y niños.
En ese momento la región era parte de las Diecisiete Provincias. El protestantismo se está extendiendo en los Países Bajos, especialmente el calvinismo.
En la Fiesta de la Presentación de la Madre de Dios en 1566, un pequeño incidente frente a la Catedral de Amberes marcó el comienzo de una revuelta masiva de calvinistas que atacaron iglesias y destruyeron estatuas e imágenes de santos católicos que consideraban heréticos. Los disturbios han estado ocurriendo durante meses. Finalmente, el rey Felipe II de España, un católico devoto, envió un ejército a los Países Bajos, dirigido por el duque de Alba, para restaurar el orden.
El veredicto fue la ocasión para el estallido de la guerra de los 80 años, que pasó a la historia como el Levantamiento Holandés. La guerra se libró desde 1568 hasta 1648, y el objetivo era liberar las provincias del dominio español. Durante 19 años, Gran Bretaña también apoyó a sus rebeldes con sus tropas.
En el transcurso de la guerra se creó la República de las Provincias Unidas, que se convirtió en una potencia mundial.