La tranquila, limpia y próspera Suiza, con sus paisajes idílicos y su chocolate personalizado, ha encabezado repetidamente el ranking de los países más felices del mundo. Los lugareños van a esquiar casi en la infancia, comen alimentos saludables y respetan por igual los derechos de las personas y los animales. Cómo los suizos llegaron a tal vida y todo es perfecto en el país de las maravillas, cuenta el portal "Sutilezas del turismo".
1. Exactitud y puntualidad
Más de la mitad de los suizos hablan dialectos del idioma alemán, y también tomaron prestados algunos rasgos de la mentalidad de sus vecinos puntuales. Aquí no es costumbre llegar tarde ni a reuniones de negocios ni a fiestas amistosas, y el límite de velocidad en las carreteras se observa con precisión maníaca: si hay un límite de 60 km / h en la señal, entonces debe conducir a una velocidad de 59 km/h, no más, pero tampoco menor.
Y ni siquiera intentes sacar la bolsa de basura a las 6:50 en lugar de a las 7:00, ¡los vecinos se enfadarán mucho!
2. Lavandería programada
La vida privada de los suizos está subordinada a los intereses de la sociedad, e incluso un asunto tan personal como el lavado es compatible con los demás. En los sótanos y áticos de las casas hay lavanderías compartidas, debiendo programarse el uso de las lavadoras, reservando su día con antelación. Antes de partir, debe lavar todo y dejarlo limpio, para no salirse del horario y no molestar a los vecinos. Se cree que una regulación tan estricta ayuda a ahorrar agua y electricidad.
3. Refugios antiaéreos domésticos
Suiza es uno de los diez países más seguros del mundo, y existe una solución incluso en caso de guerra nuclear: los refugios antiaéreos equipados en las casas pueden albergar a toda la población del país. Anteriormente, estos refugios se construían en todos los edificios residenciales y, aunque esta norma se abolió hace mucho tiempo, ahora hay 300,000 búnkeres privados y 5,000 públicos en Suiza.
Son estancias protegidas por potentes bloques de hormigón armado de hasta 30 cm de espesor. En el interior hay un sistema de ventilación autónomo, así como un suministro de agua, alimentos y medicinas. Si pasa algo, todo suizo sabe por dónde correr: normalmente la entrada al refugio antiaéreo se encuentra en el sótano, al lado de la lavandería.
4. Restricción
Los suizos son personas tranquilas y cautelosas que prefieren no dejar entrar a extraños en su espacio personal. No compartirán los detalles de su biografía en la primera reunión y no esperan historias sobre la familia y los niños de sus interlocutores. La vida privada y laboral están claramente separadas, todas las conversaciones en el trabajo se reducen a una discusión de cuestiones profesionales.
5. Limpieza y orden
Los suizos han llevado a la perfección la tradición paneuropea de clasificación de residuos, por decirlo suavemente. No solo practican la recolección separada de vidrio, papel, plástico y orgánicos, sino que incluso hay contenedores para espinas de pescado, contenedores para tarros de crema y tazas de café. Primero se debe empaquetar el papel, llevar el vidrio y el aluminio a los puntos de reciclaje y devolver las botellas de plástico y las cápsulas de café a la tienda. Todo lo que no se clasifica solo se puede tirar en bolsas especiales pagadas, por lo que cada suizo da de 2 a 4 francos suizos por cada kilo de basura.
Pero el país recicla hasta el 90% de los desechos, y sus habitantes pueden respirar aire limpio y beber agua de cualquier arroyo. “Este es un tributo a la asombrosa naturaleza en la que vivimos”, dicen los propios suizos.
6. Voz del pueblo
Suiza es un país de democracia victoriosa: los residentes locales votan al menos 4 veces al año, y cada ciudadano puede presentar un proyecto de ley o una enmienda a la Constitución, recogiendo votos en apoyo de su iniciativa. Los órganos de autogobierno local tienen más poderes que los federales, y todos los asuntos vitales se resuelven localmente, a voluntad de los votantes. Los propios suizos regulan el nivel de impuestos en sus cantones y establecen la cantidad máxima de ingresos para los altos directivos.
También votaron en contra de las restricciones antitabaco y decidieron no organizar otros Juegos Olímpicos en su país.