La desconfianza masiva en la economía es algo que caracteriza a la Argentina de hoy. Para Jerónimo Ferrer, esta desconfianza está formada por los recuerdos de la devastadora crisis financiera en Argentina a fines de la década de 1990, cuando se congelaron las cuentas bancarias y los ahorros de la gente se evaporaron de la noche a la mañana. No es sólo Ferrer quien piensa así. Un estudiante que estudia para convertirse en ingeniero dice que guarda todos sus ahorros en dólares estadounidenses en casa, por temor a que el sistema bancario pueda colapsar nuevamente, lo que provocaría una devaluación del dinero, escribe la BBC. Si bien muchos argentinos inevitablemente se han convertido en expertos económicos, siguiendo cosas como la alta inflación y el tipo de cambio no oficial entre el peso local y el dólar estadounidense, Jerónimo Ferrer ha ido aún más lejos. Desde 2019, dirige un programa llamado "Nuestra loca economía local y Bitcoin Tour de Buenos Aires", donde explica a los turistas el nivel de restricciones que enfrentan los argentinos en su vida diaria, desde un límite en las transacciones de divisas hasta la prohibición de pago de aportes de reservaciones de vuelos internacionales. Da ejemplos de criptomonedas, especialmente bitcoin, y por qué cree que son una alternativa valiosa al peso argentino volátil y fuertemente controlado. “Cuando tienes restricciones, necesitas herramientas para la libertad”, dijo Ferrer. Para muchos entusiastas de las criptomonedas de todo el mundo, la descentralización y las monedas virtuales son principalmente una ideología y un medio de lucro. Pero para muchos argentinos es un medio de satisfacer necesidades básicas. “Confío más en las matemáticas y el software que en los políticos”, dijo Ferrer, y agregó que Bitcoin era algo que los argentinos deberían adoptar sin pensarlo mucho. Varios ejemplos de fuerte intervención del gobierno en la economía están ayudando a fortalecer las criptomonedas en Argentina. Por ejemplo, las operaciones de minería de bitcoin son relativamente baratas, ya que el precio de la electricidad en el país es bajo. La minería de Bitcoin es un proceso en el que se extraen nuevas monedas digitales. Implica el uso de computadoras para resolver ecuaciones matemáticas complejas. Cuando se completan estos cálculos, el minero recibe una recompensa en forma de bitcoin. Puede parecer fácil en palabras, pero el proceso requiere una inversión en hardware, el consumo de una cantidad significativa de electricidad y la disponibilidad de sistemas de refrigeración estables. El Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge estima que la electricidad utilizada para extraer bitcoins en todo el mundo alcanza los 137 teravatios hora al año. Esto es lo mismo que el consumo anual de electricidad en países como Noruega y Polonia. La producción de tanta electricidad para los propósitos de las criptomonedas aumenta las emisiones dañinas de carbono, y hasta el momento no hay estimaciones precisas de cuán grande es la huella dañina de esta industria. Sin embargo, en Argentina, tales preocupaciones ambientales a menudo dan paso a preocupaciones financieras. Para algunos argentinos, incluso una moneda relativamente joven e impredecible es preferible al peso extremadamente volátil. Bitcoin, que es la criptomoneda más popular del mundo, también puede servir como amortiguador contra la alta inflación, ya que la cantidad de monedas está preestablecida, es decir, no hay forma de "imprimir" una cantidad infinita de bitcoins. La inflación en Argentina parece ser un problema eterno que está presente en la vida cotidiana de las personas en el país.
“Durante la pandemia, la gente se dio cuenta de la situación y para proteger su dinero optaron por enfocarse en activos que son limitados”, dijo María Mercedes Etchegoen. Es abogada especialista en propiedad intelectual, además de miembro del comité ejecutivo de la ONG Bitcoin Argentina. Etchegoen también forma parte de la creación del movimiento Cryptogirls, que surgió en medio del creciente interés por las criptomonedas durante la pandemia. Por ahora, el gobierno argentino afronta con cautela el auge de las monedas virtuales en el país. “No hay regulaciones específicas para las criptomonedas en Argentina”, dijo Etchegoen. Sin embargo, el banco central del país ha emitido advertencias sobre el fraude de criptomonedas. El regulador señala que a pesar del nivel no muy alto de uso de las criptomonedas, su uso está creciendo rápidamente, algo que merece atención. FMI al primer bitcoin del mundo: planes de abandono El Fondo Monetario Internacional presiona a El Salvador para que abandone el bitcoin como moneda de curso legal, según un comunicado de la organización … Leer más Etchegoen está preocupado por el acceso desigual a las criptomonedas en el país. Hasta ahora, las personas que los usan son una minoría, en su mayoría jóvenes, hombres, personas con intereses en tecnología y parte de la población más rica. “Hoy en día, esta no es una tecnología que cualquiera pueda adoptar”, admite la consultora de blockchain Lucia Lizardo. Sin embargo, en Argentina se están haciendo esfuerzos para difundir las criptomonedas, principalmente a través de productos financieros que sirven de intermediario entre las monedas tradicionales y las virtuales. Tres startups argentinas ofrecen tarjetas de débito diseñadas específicamente para transacciones basadas en blockchain. Lemon, una de estas empresas, se fundó en una ciudad donde el 40% de las tiendas aceptan pagos con bitcoins.
Algunas personas en Argentina también usan las llamadas monedas estables, que están vinculadas al dólar estadounidense, lo que las hace menos volátiles. Por supuesto, las criptomonedas no pueden ofrecer una solución radical a los problemas de la economía argentina. Traen consigo sus propios problemas, como la especulación monetaria, el fraude y la huella de carbono dañina. Sin embargo, “creo que es como una revolución para los jóvenes”, dice Lizardo. Para Jerónimo Ferrer, las cosas están mucho más claras. “Este es nuestro dinero y es lo único que los políticos no pueden destruir”, dijo.
