Por Noticias del Vaticano
La última ejecución oficial en la República Centroafricana tuvo lugar en 1981.
En el período intermedio, el sistema de justicia ya no ha solicitado la pena de muerte contra una persona condenada, aunque se mantuvo la posibilidad de la pena capital.
Este ya no es el caso después de que la cámara baja del parlamento votara por aclamación el viernes a favor de abolir la pena de muerte. Chad lo hizo en 2020 y Sierra Leona en 2021.
Es poco probable que la medida, principalmente simbólica, cambie fundamentalmente la situación de seguridad en el país, que está plagado de violencia y enfrentamientos entre grupos rebeldes y el ejército nacional, apoyado por mercenarios rusos. Pero los defensores de los derechos humanos afirman que la abolición de la pena de muerte es una señal positiva.
La oposición de la Iglesia a la pena de muerte
El Catecismo de la Iglesia Católica, desde la reforma instituida por el Papa Francisco en 2018, condena el uso de la pena de muerte.
Establece que “la pena de muerte es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona”, aun tratándose de un delito muy grave.
Al mismo tiempo, “se han desarrollado sistemas de detención más efectivos, que aseguran la debida protección de los ciudadanos pero, al mismo tiempo, no privan definitivamente a los culpables de la posibilidad de redención”.
Esta nueva formulación sobre la pena de muerte, aprobada por el Papa Francisco, entró en vigor el 1 de agosto de 2018.
Por lo tanto, el Catecismo insta a la Iglesia a “trabajar con determinación por la abolición [de la pena de muerte] en todo el mundo”.