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Viernes, abril 26, 2024
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Arzobispo Jerónimo de Atenas: Si los obispos y los sacerdotes no se preocupan por las personas, no tienen ningún propósito en la vida

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Redacción
Redacciónhttps://europeantimes.news
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El arzobispo de Atenas, Jerónimo, hizo un llamado a todo el clero del país a estar cerca de todas y cada una de las personas, porque sin esto su ministerio carece de sentido. En su discurso de hoy después del servicio solemne en la Iglesia de la Asunción de la Santísima Virgen María – Chrysospilyotissa, dijo:

“Si la Iglesia, el arzobispo, los obispos y los sacerdotes no se preocupan por cada persona, entonces no tienen ningún propósito en sus vidas”. Y agregó: “La Iglesia y los sacerdotes existen porque hay personas con dificultades y problemas en la vida, y por eso Dios nos ha llamado a ser colaboradores”.

“Cuando Dios se inclina ante la herida de cada persona, ante cada problema, ante cada dificultad, incluso cuando se encuentra con la negación, no tenemos derecho a seguir otro camino e ir en otra dirección. Por eso todos los clérigos, sean arzobispos, obispos o sacerdotes, están llamados a ser servidores del hombre”.

El jefe de la Iglesia griega cree que la medicina de hoy para hacer frente a las crecientes dificultades de la sociedad es la cooperación: “En nuestro país, tenemos que olvidarnos de las diferencias y ponerlas en un segundo plano, y la cooperación debe ser lo primero. La Iglesia debe dar ejemplo aquí también. Los sacerdotes deben cooperar con el pueblo, los obispos, entre ellos y con el pueblo, para que el pueblo pueda dárselo a los políticos ya todos los que nos rodean que luchan por este país. Para que todos entiendan que esta es la mejor medicina, y luchen por la cooperación, la convivencia y el entendimiento”.

Por su parte, el arzobispo australiano Macarius llamó al clero de su diócesis a recordar que su misión sacerdotal es dirigir a las personas no hacia sí mismas, sino hacia Cristo y la Iglesia. Pronunció su discurso pastoral durante una ordenación sacerdotal en la iglesia “St. Charalampius” en Melbourne, y la razón es la forma en que algunos clérigos predican desde el púlpito: en el centro de sus sermones se ponen a sí mismos, a sus experiencias, pensando que de esta manera hacen que su palabra sea más interesante y viva, cuando en realidad se auto- centralmente oscurecen el mensaje de Cristo. Así es como ganan adeptos, creando sutilmente un culto a su propia personalidad en lugar de dirigir la atención de la gente a Cristo.

Según el arzobispo Macario, el sacerdote debe tener en cuenta el peligro de perder la orientación hacia su misión, a pesar del entusiasmo con el que comienza su ministerio sacerdotal:

“Y esto sucede porque los sacerdotes olvidamos que no estamos aquí para predicarnos a nosotros mismos, no para decir cosas de nosotros mismos, no para llevar a la gente hacia nosotros mismos y conquistar el amor de la gente, sino para señalar a la gente a Cristo y a la Iglesia”.

Hay tres principios básicos que el sacerdote debe observar si quiere evitar este peligro: nunca identificarse con Cristo, nunca identificarse con la Iglesia y nunca identificarse con el Espíritu Santo.

“Hay muchos casos de clérigos que salen y hablan en nombre del Espíritu Santo y predican herejías. Hay muchos casos de clérigos que salen y, en lugar de Cristo, hablan de su vida y logros, de las cosas buenas en las que creen, o peor aún, levantan la lengua en el púlpito en la calle, porque piensan que así se ponen de actualidad, pero olvidan que el sermón es un asunto sagrado y no cualquiera puede decir lo que quiere, lo que le interesa, lo que cree y sobre todo lo que vive personalmente”.

Esto también es aconsejado por el modelo en la obra de predicación – San Juan Crisóstomo: “Nosotros no predicamos y revelamos nuestras vidas, pero nuestra meta es predicar y revelar a Cristo”.

Foto de Ron Lach / pexels

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