Paul Samasumo – Ciudad del Vaticano
“El miedo recorre la columna vertebral de muchas de nuestras personas hoy. La represión de la disidencia no tiene precedentes. ¿Es este el Zimbabue que queremos? Tener una opinión diferente no significa ser un enemigo. Es precisamente del contraste de opiniones que surge la luz. Nuestro gobierno etiqueta automáticamente a cualquiera que piense diferente como enemigo del país: eso es un abuso”, dijeron los obispos en una carta pastoral publicada el viernes. La carta está firmada por todos los obispos católicos del país.
La supresión de la ira de las personas conduce a una profunda crisis.
Los obispos agregan: “El llamado a las manifestaciones es la expresión de la creciente frustración y el agravamiento causado por las condiciones en las que se encuentra la mayoría de los zimbabuenses. La supresión de la ira de la gente solo puede servir para profundizar la crisis y llevar a la nación a una crisis más profunda”.
El gobierno del presidente Emmerson Mnangagwa ha sido ampliamente criticado por derechos humanos abusos que la policía y el ejército del país han desatado contra activistas, periodistas y el público. Varios observadores, como Amnistía Internacional, pintan un clima de miedo y represión brutal; desapariciones forzadas, arrestos, secuestros callejeros y torturas de críticos del gobierno.
#ZimbabweanLivesMatter
La represión del gobierno contra las protestas pacíficas ha dado lugar al hashtag #ZimbabweanLivesMatter, inspirado sin duda por el movimiento global #BlackLivesMatter.
Entre los que siguen detenidos, en Zimbabue, se encuentra Hopewell Chin'ono, un periodista galardonado. Además, detenido junto con muchos otros está Jacob Ngarivhume, líder de Transform Zimbabwe. Los dos detenidos de alto perfil han sido acusados de incitar a protestas públicas y violencia.
Abogados de Abogados por los Derechos Humanos de Zimbabue dijeron que los detenidos estaban recluidos en condiciones carcelarias inhumanas.
Anteriormente, el presidente de Zimbabue, Mnangagwa, pareció rechazar los intentos de Sudáfrica de mediar y ayudar a aliviar la crisis del país. Los obispos católicos de Zimbabue describen el hecho de que los emisarios de Sudáfrica no se reunieran con la Iglesia y la sociedad civil como lamentable y probablemente como una oportunidad perdida.
Un liderazgo que culpa a todos menos a sí mismo
Según los obispos, el liderazgo político del país debe asumir toda la responsabilidad y dejar de culpar a otros por las desgracias del país.
“No nos queda claro como sus obispos que el liderazgo nacional que tenemos tiene el conocimiento, las habilidades sociales, la estabilidad emocional y la orientación social para manejar los problemas que enfrentamos como nación. Todo lo que escuchamos de ellos es culpar de nuestros problemas a los extranjeros, el colonialismo, los colonos blancos y los llamados detractores internos. ¿Cuándo vamos a asumir la responsabilidad? Mientras nuestros vecinos de la región fortalecen sus instituciones democráticas, nosotros parecemos debilitar las nuestras”, dice en parte la Carta Pastoral.
Durante COVID-19, ¿hacia dónde recurre una nación?
“Ante el creciente número de infecciones por COVID-19, ¿hacia dónde recurre la nación? Con las herramientas necesarias escaseando en nuestros hospitales, notamos con el corazón herido que los funcionarios del gobierno parecen tener más EPP (Equipo de Protección Personal) que nuestras enfermeras y médicos”, observan los obispos.
La marcha nunca termina
“Hacemos un llamamiento urgente a la paz y la construcción nacional a través del compromiso inclusivo, el diálogo y la responsabilidad colectiva para la transformación. También somos conscientes de que la pandemia de COVID-19 nos expondrá a nuevos desafíos en el futuro previsible. De hecho, como se dio cuenta John Lewis (el político afroamericano y líder de los derechos civiles), la marcha nunca termina, pero juntos venceremos”, dijeron los prelados de Zimbabue.
