por el padre Benito Mayaki, SJ
En este año jubilar especial dedicado a la celebración del quinto aniversario de la encíclica del Papa Francisco Laudato si ', sobre el cuidado de nuestra casa común, los sacerdotes de Uganda han iniciado una campaña para movilizar a personas, comunidades e instituciones para frenar la destrucción climática.
La iniciativa, lanzada bajo el paraguas del Movimiento Católico Mundial por el Clima (GCCM, por sus siglas en inglés), espera concentrarse en mejorar el mensaje ambiental de la Encíclica, así como promover la integración de la conversión ecológica en la vida de fe, reducir la dependencia de los combustibles fósiles y abogar por acciones concretas para fomentar el uso de energías renovables.
Crecientes preocupaciones ecológicas
Al frente de esta campaña ecológica está el P. Benedict Ayodi, un sacerdote franciscano capuchino de Kenia que es el Gerente del Programa en África.
Junto a su equipo de ecologistas autónomos y en colaboración con el Centro para la Conservación de los Ciudadanos (CECIC) con sede en el sudoeste de Uganda, esperan ayudar a las personas a comprender los efectos devastadores de la degradación ambiental en África, particularmente en África Oriental.
El GCCM destaca varias áreas de preocupación, incluido el aumento del nivel del agua del lago Victoria, que ha afectado a varios asentamientos en Uganda y los países vecinos; las invasiones de langostas en el este de África; las temporadas de lluvias impredecibles que provocan escasez de alimentos y el desplazamiento inminente de personas debido al proyecto de oleoducto que se construirá desde el oeste de Uganda hasta Tanzania.
El GCCM también está preocupado por la lucha de los ogoni contra la contaminación por petróleo en la región del delta del Níger en Nigeria, los efectos de la exploración minera en Sudáfrica y los continuos conflictos en la República Democrática del Congo.
Movimiento Global Católico por el Clima
En los últimos meses, el GCCM ha implementado varias iniciativas climáticas utilizando estructuras e iniciativas católicas, como Caritas.
El movimiento climático también reúne a sociedades y socios internacionales para abogar por una inversión ética y para que la gente piense en fuentes de energía alternativas que no sean destructivas para la naturaleza y el medio ambiente.
Padre Ayodi señala que, en mayo de 2020, el grupo se acercó a al menos 28 instituciones católicas que se han sensibilizado para adoptar la energía solar.