Por Devin Watkins
El Papa Francisco comenzó su Audiencia General del miércoles señalando que el evento “lamentablemente” debe celebrarse una vez más en la Biblioteca Apostólica del Vaticano sin la presencia de los fieles.
Lo llamó un recordatorio de la importancia de respetar las directivas establecidas por las autoridades políticas y de salud.
También invitó a todos a orar por los enfermos de Covid-19 y por el personal médico que trabaja arduamente para tratarlos.
Realidad misteriosa
El Papa prosiguió luego su catequesis sobre el ejemplo de oración de Jesús.
“La oración de Jesús es una realidad misteriosa, de la que intuimos sólo algo, pero que nos permite interpretar toda su misión desde la justa perspectiva”.
Jesús, añadió el Papa, se sumergió a menudo en la intimidad con Dios Padre, “en el Amor del que toda alma tiene sed”.
Timón que guía su rumbo
Papa Francisco Centró sus reflexiones en un pasaje del Evangelio de Marcos (1, 32,34-38), en el que Jesús cura a muchos enfermos una noche antes de levantarse temprano para orar solo en un lugar desierto.
Después de que los discípulos encuentran a Jesús para decir que todo el pueblo de Cafarnaúm lo está buscando, Jesús declara que también debe predicar a los otros pueblos.
“La oración es el timón que guía el rumbo de Jesús”.
Esto, dijo el Papa, significa que Jesús se deja guiar por Dios, y no por los deseos y la adulación de los demás.
Continuó extrayendo cuatro lecciones del testimonio de oración de Jesús.
amanecer del dia
Jesús, dijo el Papa Francisco, nos enseña sobre todo que la oración debe ser “el primer deseo del día”.
“Un día vivido sin oración corre el riesgo de convertirse en una experiencia molesta o tediosa: todo lo que nos sucede podría convertirse en un destino mal soportado y ciego”.
Sin embargo, Jesús demuestra la necesidad de ser obediente y de escuchar, ya que la oración es ante todo “un encuentro con Dios”.
“Los problemas de la vida cotidiana, entonces, no se convierten en obstáculos, sino en llamados de Dios mismo a la escucha y al encuentro de quienes están frente a nosotros”.
Persistencia
En segundo lugar, dijo el Papa, Jesús nos enseña que la oración es un arte que debe practicarse “con insistencia”.
Aunque cualquiera puede orar esporádicamente, Jesús nos recuerda que la oración requiere disciplina, práctica y esfuerzo constante.
“La oración constante produce una transformación progresiva, nos fortalece en los momentos de tribulación, nos da la gracia de ser sostenidos por Aquel que nos ama y nos protege siempre”.
Solitario y silencioso
En tercer lugar, la oración de Jesús es siempre solitaria.
“Los que oran no escapan del mundo, sino que prefieren los lugares desiertos”.
En el silencio de la oración, dijo el Papa Francisco, nuestros deseos y verdades más íntimos emergen a la luz.
Pero lo más importante, añadió, es en el silencio donde Dios habla. “Cada persona necesita un espacio para sí misma, para poder cultivar la vida interior, donde las acciones encuentran sentido”.
De ida y vuelta en Dios
Finalmente, dijo el Papa Francisco, la oración como la enseñó Jesús es el lugar donde encontramos que “todo viene de Dios y vuelve a Él."
Señaló que la oración nos ayuda a redescubrir “la dimensión correcta en nuestra relación con Dios, nuestro Padre, y con toda la creación”.
Paz y alegría, concluyó el Papa, es lo que encontraremos si seguimos el ejemplo de oración de Jesús.
