Las lágrimas de las mujeres contienen sustancias químicas que bloquean la agresión masculina, según un estudio realizado por científicos israelíes citado en la edición electrónica "Euricalert".
Los especialistas del Instituto Weizmann de Ciencias descubrieron que las lágrimas provocan una reducción de la actividad cerebral asociada con la agresión, lo que a su vez limita dicho comportamiento en los representantes del sexo más fuerte. El efecto se produce después de que los hombres “huelan” las lágrimas.
Se sabe que la agresión masculina en los roedores se bloquea cuando huelen las lágrimas de las hembras. Este es un ejemplo de quimioseñalización social, un proceso que es común en los animales pero menos común (o menos comprendido) en los humanos. Para comprobar si tienen el mismo efecto en humanos, los investigadores observaron el impacto de las lágrimas emocionales femeninas en un grupo de hombres que participaron en un juego especial para dos. Para realizar el análisis, a algunos de los voluntarios se les administró solución salina en lugar de lágrimas.
El juego está diseñado para provocar un comportamiento agresivo contra un oponente que se percibe que está haciendo trampa. Cuando se les da la oportunidad, los hombres pueden tomar represalias contra un competidor haciéndole perder dinero. Los representantes del sexo más fuerte no saben lo que huelen y no pueden distinguir entre lágrimas y solución salina, que son inodoras.
Según datos israelíes, el comportamiento agresivo con fines de venganza durante un partido se redujo en más del 40% después de que los hombres tuvieron acceso a las lágrimas emocionales de las mujeres.
En el nuevo examen con resonancia magnética, las imágenes funcionales mostraron dos regiones del cerebro asociadas con la agresión: la corteza prefrontal y la ínsula anterior. Se activan cuando los hombres son provocados durante el juego, pero no se activan tanto en las mismas situaciones en las que los representantes del sexo más fuerte están bajo la influencia de las lágrimas. Además, está claro que cuanto mayor es la diferencia en esta actividad cerebral, menos a menudo el oponente toma represalias durante el juego.
El descubrimiento de este vínculo entre las lágrimas, la actividad cerebral y el comportamiento agresivo sugiere que la quimioseñalización social es un factor en la agresión humana y no solo la curiosidad animal.
“Descubrimos que, al igual que en los ratones, las lágrimas humanas emiten una señal química que bloquea la agresión masculina. Esto contradice la idea de que las lágrimas emocionales son exclusivamente humanas”, señalaron los científicos israelíes, dirigidos por Shani Agron.
Los datos de la investigación se publican en la revista de acceso abierto PLOS Biology.
