La pandemia ha afectado profundamente a los jóvenes, para quienes las medidas de confinamiento han reducido drásticamente las oportunidades de aprender, trabajar y socializar. El costo que ha cobrado en su salud mental ha sido particularmente pesado, agravado por una capacidad limitada para hacer que se escuchen sus voces. Además, el discurso público a menudo ha calificado a los jóvenes como los principales transmisores, o “superpropagadores”, del virus.
Además de las dificultades que han enfrentado los jóvenes, los gobiernos y los sistemas de salud han tenido problemas para satisfacer sus necesidades durante la pandemia. Esta fue la clara conclusión del reciente Foro de Políticas sobre Perspectivas Culturales y de Comportamiento, que reunió a los Estados Miembros para discutir el impacto de la pandemia en la juventud de la Región el 10 de junio.
Dirigiéndose a los 50 participantes reunidos en el Foro, el Dr. Hans Henri P. Kluge, Director Regional de la OMS para Europa, habló de la “inmensa gratitud” que los jóvenes merecen del sector de la salud pública y de la sociedad en general por sus sacrificios durante los últimos 16 meses. Destacó la importancia de crear un compromiso significativo con los jóvenes y señaló que, "si vamos a tomar en serio las experiencias y el bienestar de los jóvenes, debemos tomar en serio la participación de los jóvenes".
Escuchar a los jóvenes
Marius Schlageter, vicepresidente del Consejo Federal de la Juventud de Alemania, pidió que se reconozca a los jóvenes como un grupo demográfico marginado. “No pueden votar ni postularse para un cargo, por lo que no están representados en nuestra democracia. Por lo tanto, se debe hacer un esfuerzo especial para reconocer las necesidades de los jóvenes dentro de la política”, señaló.
La participación de los jóvenes en la toma de decisiones es crucial para garantizar que los funcionarios de salud puedan brindar las mejores intervenciones dirigidas al bienestar de los jóvenes. Esto es especialmente importante con respecto al acceso a servicios como el apoyo a la salud mental. En el foro de políticas se compartieron ejemplos de formas de escuchar a los jóvenes, que van desde encuestas y participación en las redes sociales hasta el compromiso directo con los jóvenes marginados y la inclusión de grupos de jóvenes en el proceso de políticas en sí.
Necesidad de intervenciones de salud específicas para jóvenes
Los enfoques conductuales y culturales de la salud y el comportamiento de la salud brindan información sobre las necesidades de los jóvenes e identifican dónde se han quedado cortos los gobiernos. Los jóvenes se comportan de manera diferente y perciben el riesgo de manera diferente que otros grupos de edad y, por lo tanto, deben abordarse con medidas originales y personalizadas. Ahora es el momento de usar estas lecciones aprendidas de manera constructiva, no solo en la respuesta a la pandemia de coronavirus sino en todas las áreas de la salud.
Ya se han realizado esfuerzos para involucrar a los jóvenes en la respuesta a la pandemia y para comprometerse con sus necesidades únicas en toda la región europea. En Bélgica y Kazajstán, plataformas de redes sociales como Instagram se han utilizado para comunicar medidas pandémicas y para recibir comentarios de los propios jóvenes. El valor práctico de la participación de los jóvenes se ha sentido de manera aguda en la República de Moldavia, donde las organizaciones juveniles desempeñan un papel clave en los procesos de toma de decisiones a nivel nacional, utilizando una plataforma de gobierno en línea para asegurarse de que se escuchen sus voces. Asimismo, en Suecia se están haciendo esfuerzos para colaborar con influencers y embajadores, así como organizaciones juveniles a nivel nacional.
Los servicios de salud mental también han sido una preocupación primordial en toda la región europea, con líneas directas de salud mental y redes de centros de crisis fortalecidas en la República Checa, y el lanzamiento de sistemas entre pares para ayudar a los jóvenes a encontrar apoyo en salud mental en Eslovaquia.
Planificación para el futuro
Por lo tanto, el Foro de Políticas fue una oportunidad vital para que los países reunieran experiencia y recursos, incluidas las perspectivas de los jóvenes presentes en el foro, sobre cómo mejorar el bienestar de los jóvenes. Una conclusión clave del Foro fue la necesidad de involucrar a los jóvenes y la estrategia juvenil en las medidas de preparación para emergencias para futuras pandemias, reconociendo el papel fundamental que han desempeñado los jóvenes durante la crisis de COVID-19.
Esto ha sido particularmente notable en la forma en que los jóvenes cumplieron con las medidas de confinamiento que han salvado especialmente la vida de las generaciones mayores, a pesar de la amenaza más limitada del coronavirus para ellos. Los conocimientos recopilados a lo largo de la pandemia también podrían informar futuras respuestas a otros problemas de salud que afectan a los jóvenes, como fumar y alcohol consumo.
Comprometerse con la participación de los jóvenes
El Dr. Kluge enfatizó tres áreas prioritarias centrales para el compromiso de la salud pública con los jóvenes después de la pandemia: primero, los funcionarios de salud y los gobiernos deben invitar a los jóvenes a la mesa, asegurándose de que también tengan voz y voto en la participación de otros grupos; en segundo lugar, el sector de la salud debe llegar más allá de los jóvenes de los partidos políticos o de la medicina y dirigirse a grupos de toda la sociedad, en particular a los jóvenes más vulnerables; y tercero, debemos reconocer que los jóvenes ya están involucrados en grupos y campañas comunitarias, tratando de hacer un mundo mejor.
Habrá desafíos continuos para los jóvenes, y es posible que muchos de los impactos solo se sientan cuando la región europea salga de la pandemia. Garantizar que se brinde un apoyo significativo a los jóvenes y sus grupos sociales más amplios será un elemento crucial en todas las medidas de recuperación ante la pandemia.
El Foro de Políticas sobre Perspectivas Culturales y de Comportamiento se estableció en 2020 para facilitar el debate entre los países sobre la respuesta a la pandemia de COVID-19 y ha estado funcionando regularmente desde diciembre del año pasado. El evento fue organizado por la unidad de Perspectivas Culturales y de Comportamiento de la Región Europea de la OMS y el Programa de Emergencias.
