Las joyas de dientes mayas hechas de jade, oro y otros metales y piedras preciosas, probablemente no solo daban “brillo” a sus dueños, sino que también servían como prevención de caries y enfermedad periodontal. Esta propiedad la poseía el cemento, que se adhirió a los dientes de toda esta belleza, dijeron científicos de México y Estados Unidos.
Los investigadores de la cultura maya saben que a los antiguos representantes de este pueblo les gustaba mucho darle a su sonrisa una belleza adicional, es decir, les rechinaban los dientes o les perforaban cavidades para insertar "empastes" de jade, oro, turquesa, azabache o hematites. Esto también se hacía con fines rituales: los empastes se pegaban a los incisivos y caninos en la edad adulta temprana, permanecían con una persona de por vida y probablemente tenían un significado espiritual.
Todo este esplendor se adhirió a los dientes con la ayuda de un cemento especial. Su naturaleza fue estudiada por científicos de la Universidad Autónoma de Yucatán (México), así como de las universidades de Harvard y Brown (EE.UU.). Presentaron sus hallazgos en la revista Archaeological Science: Reports. Se han tomado dientes enjoyados de sitios arqueológicos en Guatemala, Belice y Honduras.
En el estudio, los científicos identificaron 150 moléculas orgánicas que se encuentran comúnmente en las resinas vegetales. Dependiendo del lugar de origen del diente, resultó que el cemento tenía un conjunto de sustancias ligeramente diferente, pero los ingredientes principales eran los mismos.
Su mezcla era extremadamente fuerte. Es comprensible, porque los dientes incrustados con joyas han sobrevivido hasta nuestros días. Los científicos también descubrieron que tales manchas en los dientes fueron hechas no solo por personas ricas, sino también por representantes de clases no muy exitosas. Y tanto hombres como mujeres.
Pero la principal conclusión de los autores del trabajo se refiere a las propiedades terapéuticas del cemento. Resultó que tenía un efecto curativo e higiénico. La mezcla adhesiva, según los investigadores, logró reducir el riesgo de inflamación e infecciones en la boca, ya que uno de sus principales ingredientes era la resina de pino, que tiene propiedades antibacterianas.
Dos de los ocho rellenos se sellaron con una mezcla que contenía esclareolida, un producto natural derivado de una variedad de fuentes vegetales, como la salvia y el tabaco. Esta sustancia tiene efectos antibacterianos y antifúngicos. Además, huele bien, por lo que se suele utilizar en perfumería. Además, los científicos han encontrado en el cemento aceites esenciales de plantas de la familia de la menta, que también tienen un efecto antiinflamatorio.
La perforación se hizo con tanta habilidad que rara vez afectó la pulpa nerviosa y los vasos sanguíneos en el centro del diente. Por cierto, los arqueólogos saben que los mayas reverenciaban la higiene dental, por lo que las conclusiones de los científicos parecen bastante plausibles: la mezcla de cemento podría servir no solo para reparar metales y piedras preciosas, sino también para prevenir la caries y la enfermedad periodontal.